Megacausa
Zona 5: El hospital municipal de Bahía Blanca y los relatos del horror
En la decimoquinta audiencia del
juicio por delitos de lesa humanidad Megacausa Zona 5, que tuvo lugar este jueves 2 de
junio, pudieron escucharse crudos relatos sobre lo acontecido en el
Hospital Municipal de Bahía Blanca, como también la exposición
de dos hijos de una víctima, que no llegó a declarar ante la justicia,
debido al tiempo transcurrido desde los hechos.
El Tribunal compuesto por
los jueces Ernesto Sebastián, Sebastián Foglia y Marcos Aguerrido,
le tomo declaración a cinco testigos-victimas,
todos de manera presencial en la sede del Tribunal Oral Federal de calle
Chiclana y Lavalle.
Secuestros en el
Hospital Municipal
Las tres primeras declaraciones, se hallaban
ligadas entre sí, y remitieron a una serie de secuestros
sufridos por empleados y empleadas del Hospital Municipal de Bahía Blanca a
mediados de septiembre de 1976.
Jorge Riquelme,
quien testimonió en primer lugar, era enfermero en el servicio de cirugía,
y Boris Hernández, que lo hizo posteriormente, trabajaba en
patología y colaboraba con las necropsias en la morgue judicial.
Ambos fueron victimas de secuestro y conducidos a
instalaciones del Ejercito donde
permanecieron cautivos en calabozos. Luego de eso fueron trasladados al
salón de la banda del Batallón de Comunicaciones 181, hasta lograr su libertad.
Junto a estas dos víctimas, también fueron
secuestrados en el mismo episodio, Eliseo Vázquez, María Luisa Barroso y Ramona
Magaz, también empleados del Hospital Municipal.
“El que llevaba el
anillo era Montezanti”
Riquelme relató que
las condiciones en que se encontraban “fueron horribles” y que su
familia nunca supo dónde estaba el tiempo que duró el secuestro. Apenas
les dieron de comer, muy pocas veces “alguna papa hervida y una
sémola quemada”.
En el lugar había gente secuestrada de
otros lugares, alguna muy mayor “una no me la voy a olvidar nunca,
porque le pusieron la venda con el algodón y cuando yo lo vi tenía el ojo acá
abajo… el algodón le tiraba para abajo y se le secó con esas secuelas…”
Riquelme recuerda que al hospital
concurrían asiduamente los militares y “revisaban los
pacientes y hubo ocasiones en que se llevaron a pacientes presos y nadie más se
enteró” el destino de esos pacientes, que no los volvían a
traer.
Fue interrogado varias veces, siempre
vendado y que la última vez, le hicieron firmar una
declaración sin leer y con una pistola en la cabeza. Para eso le sacaron la
venda y le advirtieron “no me mires porque te voy a tener que matar”.
A uno de esas personas interrogadores, le vio la
mano y dice haberla reconocido posteriormente por el anillo que llevaba.
Contó que era abogado y estaba en la UOM. Un día estando en el
sindicato lo cruzó y “vi que llevaba el anillo… cuando
volví a ver el anillo me di cuenta que podía ser esa persona. El nombre me lo
dijeron los mismos de la UOM: Montezanti”.
Luego de liberados, se encontraban todos en el
hospital y sin embargo guardaban silencio, “como que no queríamos
hablar de lo sucedido… se hizo como costumbre. Nadie pregunto nada”.
Ante la pregunta de cómo siguió su vida
después de los vivido, expresó que “yo eché un manto de
piedad, pero después ya me empezó a molestar y necesitaba decir de alguna
manera todo lo que viví. Logre sobrevivir, pero no me alcanzaba”.
Hospital sitiado
A su turno, Boris Hernández,
quien colaboraba con las necropsias en la morgue judicial, le
atribuye sus secuestros a que sus nombres aparecieron en la puerta de un baño
público del hospital, donde los acusaban de subversivos.
El desmedido procedimiento lo
realizaron rodeando toda la manzana del hospital y con vehículos
con ametralladoras antiaérea. Fue llevado junto a las otras victimas al V
Cuerpo de Ejército con el mismo recorrido y permanencia.
Hernández se refirió a situaciones que lo
conmovieron terriblemente, a pesar de la habitualidad de trabajar con
cadáveres en la morgue. Una fue la de una persona que estaba secuestrada con
ellos, a la cual le dijeron que se podía ir, que lo liberaban, y que él lo vio
muy inquieto, nervioso.
A los pocos días, cuando Hernández es
liberado y toma servicio nuevamente, traen asesinado a ese hombre al hospital,
lo que le produce un gran impacto.
En otra oportunidad, un hombre de otra
provincia llegó acompañado por un vecino a reconocer el cuerpo de su joven hijo
asesinado, al entrar a la morgue, reconocen el cadáver del hijo y este
vecino ve que estaba también el de su hija, de la cual hacia un par de
días que no tenía noticias, arriba de una marmolina, porque las heladeras
estaban llenas de cadáveres.
“Siempre
chicos y chicas muy jóvenes, adolescentes, y siempre decían que eran
enfrentamientos con la subversión” expresó.
Posteriormente la victima realizó un
croquis en presencia del Tribunal y las partes, identificando asi, todos
los diferentes estamentos del lugar donde estuvo secuestrado y fue interrogado
en el Batallón de Comunicaciones 181 del V Cuerpo de Ejército.
Todos estos hechos lo llevaron a Hernández a
requerir de tratamiento psiquiátrico porque le afectaron sensiblemente.
“Con
esto me saco una carga del corazón, por todo lo que vi, que lo tenía callado…
me pongo en el lugar de los papás, las mamás… por lo menos ahora me siento
mejor…” expresó Hernández antes de concluir.
Morgue repleta de
cadáveres
Para esclarecer esta serie de secuestros, declaró
también en la jornada Néstor García, quien se desempeñaba
como Técnico anestesista en el Hospital Municipal al momento de los
hechos. El testigo, que tenia una estrecha amistad con Magaz y
Barroso las dos mujeres secuestradas, por lo que relató todo lo contado por
las víctimas.
García tiene aún el vívido recuerdo de las víctimas
que pasaron por el hospital, tanto antes del golpe como posteriormente, y rememoró
los casos de Néstor Del Rio y Alberto Pojomovsky:
“Yo
no me quería morir sin contar esto. Fue algo monstruoso lo que hicieron. Traían
cadáveres al hospital, acribillados, gente en ropa de cama, o ropa interior y
decían en el diario que habían sido enfrentamientos… nadie está en un
enfrentamiento en pijama. No me quería ir con esto a la tumba”
El hospital sabia estar abarrotado de cadáveres de
gente joven de ambos sexos, al punto
que no tenían lugar donde ponerlos,
“Una mañana entraron 11 cadáveres a la Morgue. Nos
llamaban a los varones para que fuéramos a descargarlos de los camiones del
Ejército, los poníamos como entraran, alguna la poníamos a la heladera y otras
en el mármol…” contó y explicó que no entraban más y que registraban como NN.
“Una
de esas veces, en la morgue había una mujer embarazada en la mesada de mármol
con una bombacha solamente. Tenia como que le hubieran quemado las aureolas de
los pezones con cigarrillos. Eso se lo conté al fiscal Cañón.”
En nombre de Papá
Para culminar la serie de testimoniales del día
jueves 2, se pudo escuchar los testimonios de ambos hijos de una de las
víctimas de esta causa, que, debido al tiempo transcurrido con impunidad, falleció
en el año 2009, antes de poder contar sus padeceres ante
un Tribunal de la justicia Argentina.
Carmen y José, Hijos de Luis Mauricio Denett quienes pudieron relatar sus vivencias y cómo el secuestro de su padre, cambió para siempre la vida de la familia.
Luis Denett era delegado municipal,
militante peronista y también fotógrafo. Fue secuestrado en su
domicilio en Carmen de Patagones frente
a sus hijos, y junto a otras dos víctimas, Néstor Bari y Héctor Fernández en julio de
1976. Las víctimas fueron trasladadas a la ciudad de Bahía
Blanca, y encerados en dependencias del Batallón
de Comunicaciones 181.
Allí permanecieron en condiciones de cautiverio y torturas,
recluidos en una celda y posteriormente reubicados en el sector del “gimnasio”
hasta ser liberados aproximadamente después de 40 días.
“Estos
recuerdos de mi niñez están muy adentro mío y ésta es una gran oportunidad para
poder contar después de tantos años” le dijo Carmen al
Tribunal, con el portarretrato de su papá prolijamente depositado en la mesita,
mirando a los jueces.
Luis era un
militante solidario y comprometido y su hija lo reivindicó: “Estoy
feliz de contar nuestra historia familiar y como mi papa dijo una vez, que
agradecía que pudo volver vivo, para poder seguir militando”,
concluyó.
¿Cuándo siguen las
audiencias?
Las audiencias continuarán el día jueves 9 de junio
desde las 9 horas, en la sede del Tribunal Oral de
Chiclana y Lavalle. Los juicios son Orales y Públicos, y puede concurrir
cualquier persona con su DNI.
Además, las audiencias también se emiten de manera
virtual por el canal de Youtube de la subsecretaria de Derechos Humanos de la
Provincia de Buenos Aires.
H.I.J.O.S. Bahía Blanca.
(Hijas e Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio)
https://www.facebook.com/hijos.bahiablanca
twitter @HIJOSBahiaBca
Instagram: HIJOS Bahía Blanca
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