Juicio Triple A: Poniendo Luz a
crímenes y aberraciones.
El día viernes 24 se realizó una nueva audiencia, en el juicio que se le sigue a los cuatro imputados en los crímenes cometidos por la TripleA en nuestra ciudad.
Los acusados
Raúl Aceituno, Juan Carlos Curcio, Osvaldo Pallero y Héctor Forcelli, siguieron
el debate desde su domicilio, autorizados y notificados por el Tribunal el día
anterior.
En esta
oportunidad declararon tres testigos que dejaron un detallado testimonio de lo
vivido durante esos años en Bahía Blanca. La jornada tuvo un carácter emotivo,
por las declaraciones escuchadas, pero fundamentalmente un perfil histórico y
reflexivo de nuestra historia reciente, reafirmando una vez más, la importancia
de los Juicios de Lesa Humanidad como un legado democrático y una política
permanente en la lucha contra la impunidad.
“Limpiar” la Universidad
El primer
testimonio fue el de Alberto “Carucha” Rodríguez, militante histórico del
Partido Comunista, compañero y amigo de
David Watu Cilleruelo, quien fue testigo presencial de su asesinato el 3 de
abril de 1975 en los pasillos de la UNS en Av. Alem, mientras se hallaban
repartiendo volantes. El testigo señala a Argibay padre e hijo, y a Raúl
Aceituno, como los miembros de la Patota de la Triple A, que estaban presentes
y ocasionaron el asesinato del estudiante. Relata como esas tres personas
frenan a Watu, quien pega la vuelta, les da la espalda, y es allí cuando se escucha
el estampido del disparo. Quien está a su lado de inmediato era Argibay padre,
con el arma en la mano. Rodríguez en la
conmoción, sale del lugar, y cuando llegan a la playa de estacionamiento de la
UNS, puede ver a las tres personas de la banda parapolicial yendo hacia el auto
del rectorado con el cual se desplazaban. Watu es trasladado al hospital, donde
fallece.
Rodríguez ya había visto actuar a estos
sujetos en otras oportunidades. En el año 74 en una ocasión, le ofrecieron un
volante en mano que rezaba “…vamos a limpiar esta universidad de los zurdos, y
firmaba Alianza Anticomunista Argentina” relata. En otra oportunidad estando en
una reunión, en el hall central había 5 o 6 sujetos armados que pintaron las
paredes con la sigla “AAA” entre los que reconoció a Argibay y a Aceituno.
Posteriormente
relata el episodio de la toma de una Universidad contando que “vino una delegación de estudiantes de la UTN
a pedir apoyo, ya que habían entrado personas armadas a la Universidad y los
había desalojado”. Allí se decide movilizar en solidaridad, y el estudiantado
marcha hasta la Universidad Tecnologica, masivamente, entre banderas y
canticos, a repudiar el hecho y unirse al estudiantado de la UTN. Al llegar,
“…en la UTN nos estaban esperando estas mismas personas (los Argibay y
Aceituno) mas muchos más…armados”. “Estaban el línea, en formación frente a la
calle haciéndonos señas, provocando a quienes estábamos en la calle a que nos
animáramos a entrar. Nosotros cantábamos consignas y ese fue el día que lo vi a
mi profesor de derecho, el Dr Montezanti, junto a esta gente, amigablemente con
su blazer azul, su peinado a la gomina, riéndose y charlando con ellos”. Allí
reconoció a los tres ya nombrados, Montezanti y los Hermanos Chisù. Luego de este episodio, fueron hasta el
consejo deliberante para entregar una nota de repudio a la intervención de la
UTN y allí son atacados a los balazos desde un auto Dodge Polara verde, auto
que junto a un Fiat 125 azul, “la fiambrera”, eran conocidos por ser utilizados
por la patota armada de la Triple A. Afirma que estas personas que tenían
contrato laboral con la Universidad “…no
fueron contratados para cuidar los bienes, fueron contratados para perseguir,
para individualizar, para secuestrar y para matar” sentenció.
Foto H.I.J.O.S. Bahia Blanca |
Remus Tetu. Un Nazi en Argentina,
Luego de la
muerte de Watu organizaciones políticas, sindicales, de base, estudiantiles, deciden hacer un “juicio ético-político” a
Remus Tetu, “que era un nazi escapado de Rumania”, para poder exigir su
desplazamiento como interventor todos juntos. Este evento lo intentaron realizar
el Hotel del Sur, pero nuevamente son intimidados por los miembros de la triple
A. Los “Los estudiantes llaman a la policía y la federal en vez de llevarse a los matones armados hasta los
dientes, se lleva a los estudiantes”. Caen detenidos numerosos estudiantes,
muchos de ellos pasaran varios años en la cárcel. Luego de esto mediante un
decreto, la Universidad Nacional del Sur, expulsa a todos los estudiantes que
habían sido detenidos y a muchos más, entre ellos quien declara.
Rodríguez
reflexiona sobre el asesinato de Watu: “…en el año 75 estaban dadas todas las
condiciones para haber detenido a las tres personas que habían cometido ese
crimen, y hubiéramos tenido todos los testigos necesarios…” responsabiliza al abogado Hugo Mario Sierra
por ser parte de quienes cajonearon la causa para que haya habido tantos años
de impunidad, y resalta que respondían a Remus Tetu en la UNS y al sindicalista
Rodolfo Ponce en la ciudad.
“…En Bahía Blanca el silencio sobre este tema
fue inexplicable, porque lo sufrimos mucha gente, no solamente los estudiantes,
comerciantes que sufrieron los aprietes de esta gente, profesionales, la
Iglesia…” “hasta tenían que poner plata algunos para que no les rompieran los
negocios, mataron sacerdotes en el Juan XXIII y la Iglesia no hizo nada, no nos
acompañó nunca.” “Acá están faltando
testigos, algunos murieron, como Ana Colantuono, pero otros andan caminando por
la calle, y como también hay cómplices que también andan caminando por la calle
y cómplices de acá adentro (de la UNS), Hay gente que entregaba las filmaciones
de esta universidad, que filmaba las asambleas y eso se lo entregó a la Marina.
Todas las filmaciones de los actos y las asambleas que se hacían acá, se las
llevo la Marina.”
En Homenaje a Ernesto Malisia
Antes de
terminar su testimonio Rodriguez le entrega al tribunal un escrito “este papel
va en honor a un militante de los DDHH.
Este papel me lo dio Malisia fundador de la APDH en Bahía Blanca, ese papel
dice como estaba organizada la Triple A, dice quien recibía las armas, ese
papel dice quien mató al compañero no docente Del Rio…. que estos desgraciados
lo mataron adentro del Hospital”. El escrito era una declaración de un genocida
ante Ernesto Malisia en momentos de la investigación en la Conadep, pero luego
de declarar no quiso firmarlo, por lo que el documento, no obtuvo un carácter
legal.
“Esta gente
mataba por plata, pero había quienes estaban pensando porqué lo hacían y
quienes lo hacían y por eso justificaban a estos asesinos que mataban de la
forma que mataban. Para generar el miedo, el terror, porque eso es lo que los
jefes intelectuales necesitaban, generar el terror…y ganaron… lo lograron,
porque en los años 80 los jóvenes no querían hablar de nada...”
Diferentes hijos.
Para
finalizar Alberto Rodríguez le quiso dejar un mensaje al hijo de Aceituno,
quien hace unos años, lo amenazó violentamente en el teatro propiedad del
testigo, insultándolo, amenazando a él y a toda su familia, por lo cual fue
imputado. El mensaje para el hijo de Aceituno, es la carta de “otro hijo, de un criminal, socio de
Aceituno, y de los demás cómplices de Aceituno…” La carta es del hijo de
Argibay, Daniel, donde le pide a un periodista que “si tenes oportunidad hacele
llegar mis tristes condolencias y muestras de respeto a familiares, allegados
de Watu. Ojala conociera el nombre de las otras innumerables aberraciones
cometidas por mi padre, pero vaya a través de esta mis extensivos saludos a
todos ellos por su valor”.
Rodríguez
culmina reflexionando como “son dos formas de poner un poco de luz a tantos
crímenes, a tantas aberraciones. Me gustaría que los hijos de todos ellos, los
nietos, algún día tengan respuestas, ya que a nosotros no nos la dan y no
quieren venir a decir, porque mataron a tantos compañeros.” “Como pensaban que
iban a, matar las ideas? Son bestias.”
Con odio y saña
El Segundo
testigo del día viernes, fue Miguel Pereyra, estudiante de Geología y compañero
de David Cilleruelo en 1975, época que sucedieron los hechos. El declarante
relata el entorno político-estudiantil que se registraba en la UNS y en la
ciudad, como también el hecho puntual
del asesinato de Watu, ya que se encontraba a escasos metros del hecho. Explica
que luego del estampido por el disparo se acerca al lugar del disparo, y se
encuentra “…al lado del cuerpo, que
estaba boca abajo, se arrima Argibay lo da vuelta, lo identifico que es Watu, y
arrodillado Argibay con la pistola en la mano, me apunta y me dice, pobrecito
se golpeó la cabeza contra la pared.” Es Pereyra quien traslada al estudiante
herido de muerte hasta el hospital municipal, en el auto de otro compañero.
Relató
detalladamente al igual que Rodríguez, el clima de persecución y terror
generado por esta banda parapolicial, que se manejaban con total impunidad “… entraban con las armas en la mano en el
aula a ver si estaba el que buscaban. Actuaron con odio, con saña”. Luego se
enteraron que estaban contratados por el interventor Tetu de la UNS como
“Seguridad” aunque en realidad ejercían de matones a sueldo, y que respondían
al secretario de la CGT Rodolfo Ponce de la extrema derecha Peronista.
En cuanto a la complicidad de esta banda
cuenta Pereyra que contaban también, con el beneplácito de la justicia con el
Juez Madueño y de la policía, “Estos grupos no eran loquitos, tenían una
finalidad, no era Watu el único caso eran muchos, era destrucción.” También
identificó a Montezanti en la toma de la UTN, al igual que la mayoría de los
testigos anteriores.
El Terror y después la Nada.
Por último,
la tercer testigo que declaró en la fecha, fue Graciela Lusky estudiante de la
UNS, compañera de Cilleruelo y testigo presencial de su asesinato. Relata el
momento del asesinato, con detalles similares a lo declarado por los demás
testigos, reconociendo también a Jorge Argibay como su autor. Resalta que estas
personas que asolaron la UNS sembrando el terror, eran personal de seguridad de
la universidad y eso es comprobable en los papeles administrativos de la UNS que
así figuran. En la universidad “Había miedo, después hubo terror y después,
durante muchos años no hubo nada…” “Yo rendí mis dos últimas materias en mayo
del 75 y las prepare escuchando en la noche balazos y una que otra bomba y
sabía lo que era… yo creo que la comunidad bahiense también sabia”.
La testigo relató cómo fue su detención y
posterior cárcel, sin proceso ni acusación, hasta el año 77 que queda absuelta,
luego del intento de un “Juicio ético y político a Remus Tetu”. Además de la
vinculación del interventor de la UNS con esta banda parapolicial de la
3A, Lusky relaciono a la misma con
Rodolfo Ponce de la CGT, el V cuerpo de Ejército, López Rega a nivel Nacional y
todo ello bajo el beneplácito de la Nueva Provincia que actuaba de vocero, para
su accionar en la ciudad.
Antes de
concluir Lusky, como estudiante expulsada de la UNS en aquellos años, junto a
muchxs otros y otras, al quedar en libertad exige que le sea otorgado su
título, ya que estaba recibida en mayo del 75 y recién consigue el título en el
año 1983. Finaliza la declaración recordando lo intimidante de esta banda
paseándose con armas largas dentro de la UNS, a pesar de su autonomía y la
prohibición de que alguien porte algún arma. El defensor Oficial, de manera
insidiosa le pregunta si durante la gestión anterior del Rector Benamo no había
armas en la UNS, Y Lusky le aclara “…yo le voy a decir algo, durante el
rectorado del Dr Benamo fue nuestra época mejor, que funcionaron los estamentos
de alumnos, profesores y no docentes, de la mejor manera, y donde el pensamiento
crítico y el conocimiento se dio de la mejor manera”.
Termina
expresando el deseo que la Universidad pudiera restituir el derecho a aquellos
que no tuvieron la oportunidad de recibir el diploma profesional como se debía.
Proxima Fecha:
El tribunal
informo que la próxima fecha de Audiencia será el miércoles 29 de Julio desde
las 9 Hs.
Foto H.I.J.O.S. Bahia Blanca |
H.I.J.O.S. Bahía Blanca.
(Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio)
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