El miercoles 29 fueron tres los testimonios escuchados:
Este miércoles tuvo lugar una nueva audiencia en el juicio por delitos de Lesa Humanidad que contra cuatro acusados de pertenecer a la banda parapolicial Triple A en Bahía Blanca.
En esta oportunidad declararon tres testigos quienes relacionaron
en mayor o menor medida a los imputados en esta causa, Raúl Roberto Aceituno,
Juan Carlos Curzio, Osvaldo Pallero y Héctor Ángel Forcelli.
El primer testimonio escuchado
fue el de José Oscar Lualdi, obrero y
militante en el ámbito de la construcción y posteriormente
empleado del frigorífico CAP al momento de los hechos.
Dice
reconocer a algunos de los imputados en diferentes episodios en aquella época. Relata haber
visto a Aceituno y Pallero junto
a otros, cuando la conducción del gremio de la carne realiza una toma del
frigorífico, junto a Rodolfo Ponce, a quien
indica como el jefe de dicha asociación ilícita, la Triple A.
Gracias al gobierno peronista, y en lo local, la conducción de los Bustos, había una explosión del crecimiento del trabajo y mucha mano de obra ocupada, para realizarlos. Ante la llegada del secretario general de la UOCRA, para su intervención, nuevamente dio cuenta de haber visto a la patota en esa ocasión
Más adelante asegura que quien manejaba
cotidianamente uno de los autos que utilizaban esta patota para amedrentar y
recorrer la ciudad, eran Juan Carlos Curzio, con Héctor Forcelli de acompañante, los otros dos
imputados en este juicio.
Buenos Vecinos
En segundo lugar se escuchó el testimonio de la Sra. María Cristina Leiva, la cual
fue convocada en relación a la víctima Alberto Pojomovsky, conocida de
su familia y muy amigo de su padre. Leiva ya había declarado en juicios anteriores por el secuestro de su
padre, Luis Leiva.
Cuenta que su padre era permanentemente amenazado por la Triple A en su oficina de la Unión Ferroviaria en Ingeniero White, por gente como Aceituno, Cardone y otros, todos vecinos del pueblo, que andaban en un Falcon rojo.
Relata
que conoce algunos de los acusados,
sabiendo a que se dedicaban, como Aceituno y Pallero, y de
otros no tenía conocimiento. Con Aceituno son vecinos desde
pequeños en Ingeniero White, ambos padres trabajaron juntos, y
cuenta que:
“Las andanzas de él (Raúl Aceituno) eran vox populi,
porque estaba en el gremio de URGARA, (cuya conducción estaba en manos de
Rodolfo Ponce) que manejaba irregularmente su vida privada, y por dichos del
papa también muy angustiado por la vida que hacia su hijo. Así que a través
de la familia de él, nos enterábamos de las andanzas de Raúl Aceituno. Lo que
él hacia lo conocíamos, pasa que en esos momentos, de tanto miedo, tanto temor,
era todo muy a sotto voce”.
“Su padre (el de Aceituno) lloraba angustiado
y avergonzado, comparaba al hijo éste con el otro que murió salvando vidas
cuando exploto el elevador número 5, era bombero, y el manifestaba siempre la
diferencia de un hijo del otro” agregó Leiva.
Más adelante la testigo relata que de
Aceituno sabia su accionar desde siempre “desde que empezó a trabajar en la
Junta Nacional de Granos y Urgara, ya era un delincuente”.
A Pallero lo conoce de haberlo visto en el Partido
Justicialista,
lo cataloga como un tipo raro y con carácter difícil.
Llamadas intimidatorias
Leiva conoció a Curzio fugazmente como corredor de
motos,
y en dos oportunidades, éste, concurrió a una cantina de mariscos que
regenteaba la declarante.
La
testigo cuenta que para su asombro,
hace cosa de un mes y medio recibió un llamado de Curzio. Aclara
que nunca tuvo trato pero que el
imputado le dijo que él no tenía nada que ver con esta causa, y que lo
involucraron por una cuestión de dinero.
“Lo que me pregunto es porqué me llamo, porque no veo el
motivo. No sé si el sabría que yo tenía que declarar, si llamo pretendiendo una
intimidación o advirtiéndome. No me dijo nada pero a veces no es necesario
hablar. Me pregunto porque después de tanto tiempo, años que no lo veía, me
llamo por teléfono.”
Posteriormente
la testigo relata que un primo hermano
suyo, Basilio “Chacho” Pérez, miembro de la banda de la Triple A, contaba en
reuniones familiares como secuestraban o asesinaban con Argibay, con Aceituno.
En
una oportunidad contó como mataron a Luis “El
Negrito” García, “como algo gracioso” referenciando que le habían cortado los
testículos. Pérez estaba involucrado al gremio de Sutyaga “otro
nido de delincuentes, ahí se juntaban Sañudo, Chisu…”.
Señala que desea
que este proceso repare al menos a las familias que perdieron a sus seres
queridos asesinados impunemente y sin motivo.
Juan Carlos Curcio, haciendo gestos obsenos a la salida del juicio.
Foto Luis Salomon.
Por
ultimo declaró Alberto Brandan vinculado al gremio de Empleados de Comercio. Se refirió a
los imputados y
el resto de los involucrados en la banda parapolicial como que eran conocidos por ser “los chicos malos” de
la ciudad.
El
único aporte sustancioso para la causa que dio el testigo, fue el relato sobre
un episodio donde vincula al imputado Héctor
Forcelli, de haberlos recibido en Colon 80 de la UNS, a
Ezequiel Crisol y al declarante en una reunión para que les reabran un
bachillerato para adultos. En ese contexto, fueron recibidos de manera intimidante por
Forcelli armado en carácter de custodio.
Al entrar le dijeron a Remus Tetu, el
rector interventor, por qué estaban allí y este de mala manera saco un arma
dijo “ahora estamos nosotros” y se terminó la reunión. Relata
no saber si la Triple A actuaba en Bahía Blanca, ni si hubo algún asesinato al
respecto.
Pedido de detención
Debido al testimonio de María Cristina Leiva la Fiscalía
pidió la detención de Juan Carlos Curzio, a raíz a su llamado a la
testigo, sin causa alguna, siendo
que es una testigo importante, para la fiscalía ese llamado no
tiene otro motivo que intimidar y condicionar a su testimonio.
Considera la Fiscalía que ese mensaje se extiende a
todos los testigos no solo a Leiva, ya que en este juicio ya se cayeron testimonios de testigos que no quieren declarar por
sentir temor manifiestamente.
“Es importante que los jueces
piensen en función del mensaje que les queremos dar a los testigos que tienen
que venir aquí, piensen en la situación de cómo Curzio, que está en libertad,
se comunica con los testigos de esta causa”.
El Ministerio Publico lo expone como un entorpecimiento del proceso, intimidación de los testigos y en
esto fundamenta el pedido de su inmediata detención.
El Tribunal integrado por los jueces Roberto
Amabile, Marcos Aguerrido y Pablo Díaz Lacaba, deberán resolver el pedido de
detención el día Jueves,
después de las 9hs que se reanudara el debate
El dia jueves 30 de Julio, se cumplio la segunda jornada de la semana:
Con otros tres testimonios este jueves, se dio por concluida
la semana de audiencias en la causa de Lesa Humanidad “Aceituno, Raúl y otros…”
conocida como Triple A, en Bahía Blanca. Las mismas retomaran los días Martes 11,
Miércoles 12 y jueves 13 de agosto, según informó el Tribunal.
Curcio seguirá en
libertad
Al inicio del debate, el Tribunal compuesto por los jueces Amabile,
Aguerrido y Díaz Lacaba, dio a conocer la resolución pendiente del día miércoles, sobre el pedido
de revocamiento de la excarcelación a Juan Carlos Curcio por intimidación a una
Testigo. Brevemente el Juez Amabile explico que No se le dará curso al pedido
de fiscalía, por su situación legal, el estado de salud del imputado y por la
situación de pandemia actual, por lo que “el loco” Curcio seguirá excarcelado y
en su domicilio. Paralelamente, el TOF le solicitará un informe al Programa
Verdad y Justicia, para que le informe si hay testigos que hayan expresado
miedo o temor de declarar en este juicio, algo que ya lo ha confirmado y
fundamentado la fiscalía.
Sembrando Terror en
la UNS
El primer testigo en entrar al Aula Magna de Colon 80, fue Eduardo Bazan, un ex trabajador de la
Universidad Nacional del Sur, quien era al momento de los hechos, administrativo
del sector de liquidación de haberes. El declarante aportó datos sobre los
movimientos de los miembros de la patota asignados a Colon 80, como seguridad
del interventor Remus Tetu, a los que se los nombraba como “los celadores”.
Entre los integrantes reconoció a Argibay, los hermanos Chizu, Aceituno y
aproximadamente tres más, quienes siempre todos estaban armados.
Relata situaciones de mucho miedo ante estos sujetos, y ejemplifica que a otro empleado de la UNS, lo habían llevado la patota hasta el cementerio, y lo tirotearon al piso y costados, sin pegarle. Cuando el empleado volvió, aterrorizado lo contó y eso trascendió. En otra oportunidad lo intimidaron a él, cuando uno de los hermanos Chizú, fue a su lugar de trabajo a preguntar por su apellido. Esto lo dejo intranquilo, y cuando se cruza con Argibay le pregunta si pasaba algo con él, la respuesta de Argibay fue:
“no pibe no te preocupes, lo que pasa que en la foto del carnet de identificación estas sin barba…” porque se había dejado algo de barba en ese momento. “-Eso es todo? Le dije, -Sisi quédate tranquilo, pero yo te diría que te afeites….
-Por supuesto al día siguiente me afeite”.
Luego del golpe recibe un telegrama donde lo dejan cesante
de la UNS, y posteriormente se entera que le habían aplicado la “ley
antisubversiva”.
Mano de Obra ocupada
El segundo testimonio de la jornada fue el de Juan José Isachi quien a la fecha de
los hechos se encontraba haciendo el servicio militar en el Comando, en el
hospital y también en comisión como chofer de Catuzzi y de De la Serna. El
testigo ya había declarado en la “Causa Bayon” por el V Cuerpo de Ejército, y
la fiscalía lo convocó para que amplíe una parte puntual de su relato.
En ocasión de haber manejado el auto de la custodia del General
Vilas, 2do Jefe del Comando V cuerpo de Ejército, pudo observar que parte de la
custodia eran personal militar y también personas de civil armados. Entre los
civiles, se hallaban los dos hermanos Chizu, a quienes los nombra como “Ginebra
y Petaca” y que se sabía que ambos eran guardaespaldas desde antes del golpe,
más específicamente de Rodolfo Ponce, Secretario de la CGT y quien lideraba las
Tres A.
Héctor y Miguel Ángel Chisu, fueron dos de los miembros más
reconocidos y nombrados de la Triple A bahiense. Ambos fallecieron impunes,
Héctor “Ginebra” Chisu, apenas un par de meses antes que comience el juicio.
Amenaza documentada
El último testimonio del día fue el registrado por Edgardo Fernández Stacco, Licenciado en
Matemáticas y cuyo motivo de su declaración remite a un libro de su autoría que
se llama “Abandono de la Contemplación”, Apuntes para la historia de la
Universidad Nacional del Sur y es una investigación sobre los primeros 50 años
de la Universidad Nacional del Sur. El
Libro de contextualiza político y socialmente, las diferentes situaciones que
se vivieron dentro de la UNS. En ese marco, en el año 1974, fueron amenazados
de muerte un grupo de cinco docentes, entre ellos quien declara, quien aún
conserva la carta de amenaza que le leyó
al Tribunal: “Comunicado: Por haberse
reunido el Tribunal del Pueblo, del verdadero pueblo, y ser encontrado culpable
del delito de traición a la patria y al gobierno del pueblo, por sus
vinculaciones con el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y la entrega de
la Universidad a la Sinarquía internacional, se le comunica que ha sido
sentenciado a muerte. Esta sentencia será cumplida en el lugar que sea
encontrado.” Todo el texto escrito a máquina y de forma manuscrita las siglas
AAA (Alianza Anticomunista Argentina). El Tribunal pidió al testigo que
otorgara una copia de la misma.
Debido a las amenazas de la Triple A, que el testigo cree
que comenzaron a actuar en Bahía Blanca con el asesinato de Luis “el Negrito”
García, consideró necesario irse del país, y ante la invitación en 1974, de un
compañero que había creado un departamento de ciencias en Venezuela, decide
exiliarse allí hasta diciembre de 1983.
A principios de 1975. Remus Tetu deja cesantes a más de 200
profesores, quedando diezmado el departamento de matemáticas donde trabajaba.
Profesores que no eran de Bahía, aunque no habían sido echados, igual
decidieron volverse a sus lugares e irse de Bahía Blanca debido al clima de
terror reinante. Tetu nombra como personal de seguridad a todos los miembros de
la Patota, más de veinte, para poder pagarles el sueldo. Esto según el testigo,
consta en las resoluciones del rectorado, (documentadas y encuadernadas) las
cuales investigó, y donde se puede apreciar que Argibay era el jefe, ya que
cobraba considerablemente más que el resto.
El profesor y militante del Partido Comunista, Fernandez
Stacco, prosiguió dando detalles de la investigación que fue material de su
libro, en el que une su visión de la historia de la UNS, con la ciudad y el
País.
twitter @HIJOSBahiaBca
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