#4toJuicioBahia al Ejercito: Audiencias del 15 y 16 de Noviembre 2016
Continuamos con la etapa Testimonial.
Las Audiencias en el Juicio a los Genocidas del V Cuerpo de Ejercito, continuarán el día Martes 29 de Noviembre desde las 15 hs y el día Miércoles 30 de noviembre desde las 9 hs._
La Memoria se Construye a través del conocimiento
Los días martes 15 y miércoles 16 de noviembre continuaron las
audiencias en el Juicio por delitos de Lesa Humanidad que se realiza en Bahía
Blanca en las cuales siguen declarando los testigos
En ambas jornadas declararon 10 testigos en total ante una
gran asistencia de público en general, a los que se sumaron Alumnos del Colegio Nacional, y alumnos de un
Centro de Estudiantes de la Carrera de Abogacía de la UNS.
Alumnos presentes en la audiencias. |
La mayoría de los Genocidas, siguen las audiencias desde sus
lugares por videoconferencia, algunos desde sus casas, ya que poseen prisión
domiciliaria y otros desde los lugares donde están alojados. En la sala solo
había presentes unos pocos, principalmente los que tienen domiciliaria acá en
Bahía Blanca que son Tejada, Noel, Salinas y Laurella Cripa, que siguen
llegando caminando, mezclándose entre la gente común, a pesar de los reclamos
varias veces reiterados de la Fiscalía y de los Organismos de DDHH para que
sean trasladados junto al resto.
El martes comienza alrededor de las 15:40hs con la primera
testigo, Nora Rivera de la ciudad de
Neuquén, como testigo en el caso de las
víctimas Sepúlveda y Sifuentes.
Nora era estudiante de trabajo social en el año 1976 y tenía
22 años. En el llamado “operativo Cutral Co”, junio del 76, ya habían sido
detenidas muchas de sus compañeras, como Cecilia Vecchi, Arlene Seguel, Mirta
Tronelli, Alicia Pifarré y Susana Mujica. Elida Sifuentes y Gladys Sepúlveda también
eran alumnas de la carrera. En ese marco
Nora fue detenida por el comisario Pechulef de la comisaria de Cinco Saltos y
la trasladan a la Unidad Penitenciaria N°9, allí permaneció desde un sábado
hasta un martes que la sacan a todas al pasillo de la cárcel y ahí ve que
estaba Elida Sifuentes, Gladys Sepúlveda y Jorge Asenjo que está desaparecido
además de otras personas que ella no conocía. Le hicieron firmar la libertad y
al salir del pasillo de la cárcel, el Ejército la espera y les quitan los
documentos y la cartera y la suben a un camión con celdas individuales
dirigiéndolos al aeropuerto donde los suben a un avión. Les dicen que los van a llevar a
Tucumán. Al subir al avión los revisan y les sacan las pertenencias. Relata que
no sabe cuánto anduvo el avión y que los bajan y los entran a un galpón grande
con chapa donde los tendieron a todos en el suelo, hacía mucho frío en ese
lugar. Después los separaron y los llevaron a otro lugar diferente a declarar.
En el interrogatorio había alguien que escribía y que las preguntas versaban sobre
la universidad del Comahue, si ella creía en Dios, sobre lo que pensaba de la
familia y si tenía participación policía, a lo que ella contestó que sí, que
era peronista y que trabajaba en un Centro de Alfabetización de Adultos, le
hicieron firmar un papel con lo que había declarado, pero ella no sabe lo que
firmó porque estuvo vendada todo el tiempo. La testigo continuó con el relato y
dijo que después del interrogatorio los cargaron en un camión y los trasladaron
a otro edificio, allí estuvieron tirados en el suelo, ella estaba en el suelo
atada a una cucheta. También estaban Elida Sifuentes y Gladys Sepúlveda, las
habían llevado juntas desde Neuquén y continuaban juntas en La Escuelita.
Escuchó las voces de Mirta Tronelli y de Susana Mujica, hoy continúan
desaparecidas. Comentó que se sentía que entraban y sacaban gente pero como
estaban vendados no sabían quiénes eran. Les dieron de comer una sola vez
mientras estuvo secuestrada ahí. El día que la liberaron le entregaron la
cartera que le habían sacado en la cárcel de Neuquén, ella relató que le
faltaban algunas pertenencias de la cartera y que no le dieron el documento ni
el dinero que tenía. Junto con ella liberaron a otras personas más, los
subieron a un camión. El camión a medida que frenaba y paraba, bajaban a alguna
persona. Cuando la dejaron a ella, le dijeron que la iban a dejar lo más cerca
de la casa posible y ella pensaba que como estaba en Tucumán, lo más cerca era
Córdoba. Antes de liberarla, le sacaron
las esposas pero no la venda, la
dejaron en un campo al lado de la ruta. Era de noche, se quedó sentada con la
venda puesta, después de un rato se sacó la venda. Empezó a caminar y se dio
cuenta era una ruta y encontró un cartel que decía a tantos km. Hilario
Ascasubi, Mayor Buratovich y Viedma. Recién ahí se dio cuenta donde estaba y
ella lo sintió como un alivio porque conocía la zona. Se acercó a un almacén
sobre la ruta pero no podía quedarse allí, en ese momento entró un hombre que
habló con el dueño del lugar y le preguntó qué hacía en ese lugar, luego se
presentó como policía y le pidió que lo acompañe, la llevó con un médico para
que la revisara y después de eso la llevaron a la Comisaría de Hilario Ascasubi
donde se encontró con un compañero de Cinco Saltos que había sido secuestrado
también y de ahí lo llevan a Médanos donde les dejaron hacer una llamada a los
familiares del compañero para que los busquen. Así ocurrió y los familiares
los llevaron a Neuquén. La testigo
recordó que los militares le dijeron en La Escuelita que si ellos comprobaban
que lo que había dicho era mentira, a ella la iban a tirar con una piedra en el
cogote en el medio del lago Pellegrini que queda a 15 km de Cinco Saltos y que
a su familia la iban a matar, lo que le significó varios años de miedo para
ella porque no sabía en qué momento se les iba a ocurrir que lo que ella había
dicho no era verdad y se sentía en peligro todo el tiempo. Volvió a su trabajo
en la Municipalidad de Cinco Saltos y le dijeron que tenía que justificar sus
inasistencias y le pidieron que llevara un certificado del Ejército. Ella viajó
a Neuquén y se presentó en el Comando de Neuquén, la atendió por entonces el
Mayor Farías Barreda y él le extendió un certificado donde constaba la
detención incluyendo el tiempo que estuvo en La Escuelita de Bahía Blanca.
Después con el tiempo tuvo que irse a otro pueblo, dejó de estudiar y sobre los
años ’80 la echaron de un trabajo por haber estado presa en el ’76.
Describió que el tiempo en La Escuelita era distinto, porque
no sabían cuánto tiempo iban a estar vivo y eso todo lo cambiaba, dijo que todo
era irreal, no sabía si era de día o era de noche, si la iban a matar o si la
iban a dejar con vida. La testigo tomó
conocimiento que estuvo en La Escuelita cuando declara por primera vez en la
APDH, porque después que la liberan del CCD, no pidió ayuda, ni denunció en la
APDH de Neuquén por el miedo que le había quedado. Recién pudo contar su
experiencia en el ’83 con la democracia. Narró por el proceso de elaboración de
todo lo que le sucedió y que tuvo distintas etapas, una fue la del silencio,
otra fue la ayuda psicológica pero la que le modificó la percepción de todo fue
la primera vez que declaró en la APDH, porque vio una posibilidad que ella no
había tenido en cuenta, que era la posibilidad de la justicia. Realzó el valor
de la justicia y dijo que es la mejor elaboración que ella pudo hacer en todo
este proceso. Además, agradeció a las personas que contribuyeron para que hoy
estén todos ahí, se expresó como: “mi agradecimiento eterno a la APDH de Neuquén
y de Bahía Blanca, a Noemí Labrune, al Fiscal Hugo Cañón que nos ayudó a confiar nuevamente en la
justicia aún en Bahía Blanca”.
Eva Libertad Garrido, fue la segunda testigo en declarar, lo
hizo a través de video conferencia desde
Neuquén, su relato corresponde a los casos de las víctimas Sepúlveda y
Sifuentes. Narró que un oficial la detuvo en su casa y que la llevó a la
Comisaría Segunda del lugar, ella comentó que le hizo una nota en un papel a su
madre explicándole que iba a la Comisaría. De la comisaría la trasladaron a la cárcel y comentó que en la celda donde
estaba la revisó un doctor. Contó que ella estaba muy angustiada por su madre
mientras ella estuvo en cautiverio. La subieron a un avión y recordó que estaba
muy preocupada porque no tenía documentación, le sacaron al subir al avión una
cadena y un reloj y le dijeron los secuestradores que los iban a llevar a
Tucumán. En su relato se refirió a que hacía mucho frío y que en el avión había
más personas y estaban todas vendadas y atadas. La trasladaron al CCD La Escuelita de Bahía
Blanca, estuvo aproximadamente secuestrada 7 días. La hicieron declarar y
firmar y dijo no tener idea de aquello que firmó. No pudo reconocer a nadie
porque allí estaban vendados, atados y tirados en el suelo. Comentó un momento
que pidió ir al baño y no sabía si los guardias la estaban mirando porque
estaba vendada. Cuando la liberaron también había otra mujer, las llevan en un
auto, seguían vendadas y no tenían documentos. Las bajaron y hasta llegar a
Neuquén sufren violencia de personas que aparecían vestidas de civil y que les
decía que una la tenía que acompañar. Va la chica y cuando vuelve le comentó a
la testigo que fue violada. Ya en Neuquén se dirigió al Comando para buscar su
documento, allí la atendió el Mayor Farías Barreda y le dio el documento. Ella
reclamó en ese momento que le habían sacado un reloj y una cadenita el día que
la subieron al avión, Farías Barreda abrió un cajón y le entregó el reloj y la
cadena. La testigo al obtener la libertad volvió a su trabajo, pero no
soportaba estar allí, así que dejó de trabajar.
El tercer testigo es Raúl Héctor González, su declaración
también la realizó a través de video conferencia desde Neuquén. Es víctima y
testigo por los casos de Sifuentes y Sepúlveda. En los años ’75 y ’76 fue
diputado provincial en Zapala. Relató que el día de su secuestro él estaba en
la casa de la familia y que el personal del Ejército y la Policía irrumpieron
en el hogar, revisaron todos los papeles y lo detuvieron. Comentó que esas
personas eran conocidas por él porque Zapala era muy chica y que todos se
conocían. Después fueron al lugar donde trabajaba su esposa que era una tienda
de ropa. Estuvo detenido en el Regimiento de Zapala aproximadamente un día y
medio y de allí lo trasladan a Neuquén donde lo dejan detenido en la Unidad
Penitenciaria 9 de Neuquén. En la Unidad 9 estuvieron desde un domingo hasta el
martes que los llevan a un avión, fueron retirados junto con él cuatro mujeres
y tres hombres. Los suben a un avión ante grandes reflectores, allí los vendan
a todos. En el avión los interrogaban mientras hacían el vuelo. Los trasladaron
a lo que después ellos supieron que era “La Escuelita”. Ellos no sabían dónde
estaban porque en el avión le dijeron que los iban a “tirar” en la Selva
Tucumana. Cuando los bajaron del avión dijo que el lugar dónde los trasladaron
tenía olor a una caballeriza y que de allí los distribuyeron por diferentes
lugares. No pudo hacer mayor referencia ya que siempre estuvieron vendados, sin
embargo, pudo relatar que en el lugar
que lo condujeron después de la caballeriza, era como una casa con distintas
habitaciones. Una vez allí, estuvo al principio esposado a la cucheta pero después
les sacaron las esposas, tenía que pedir para ir al baño. Relató que al
lugar de tortura le decían “el
quirófano” y que estaba en otro lugar de donde estaba la habitación con la
cucheta. Allí lo interrogaron más de una vez, posteriormente le sacaron fotos. Puntualizó que allí adentro solamente conocía
a Sifuentes pero que a nadie más, ni siquiera conocía personas de la militancia
política. Pudo recordar algunos nombres de los guardias como “el Perro”, “La
Vaca” y “El Zorrino”. Su esposa y su cuñado hicieron infinitos trámites referidos
a la búsqueda de González.
El cuarto testigo que declaró el martes fue Juan Uribe, por
video conferencia en Neuquén. Era chofer del camión de la Alcaldía de la
Policía. Dijo que le daban órdenes y que
él cumplía con su función, que era la de trasladar a la gente sin tener
contacto con ellos. Expresó que fueron
tres o cuatro veces las que trasladó a personas. El Tribunal interrumpió su
declaración por entender que estaba bordeando su auto
imputación con el relato, explicaron que estaba bajo juramento de decir la
verdad por ser testigo y que no correspondía que continúe la declaración. Dijeron
que deberían extraer testimonio y utilizar otro procedimiento. Así terminó la
declaración.
El quinto y último testigo de la audiencia fue Francisco
Tropeano, en el ’76 pertenecía al Movimiento Regional de Agricultores de la
Patagonia, su declaración la hizo en Colón 80. Estuvo detenido en Neuquén en la
Unidad Penitenciaria N°9 durante nueve días. En la celda que estaba detenido
pasaron nueve o diez personas que venían de Cipolletti y Cutral-Có. Reconoció
ser un hombre público de los medios y por eso le resultaba conocidas las
personas que estaban en la celda. De la Unidad Penitenciaria 9 de Neuquén lo
trasladan en avión hasta La Escuelita de Bahía Blanca. Declaró que fue sometido
a un interrogatorio que duró entre dos y tres horas adentro de un auto mientras
se dirigían a La Escuelita, contó que paraban el auto y que después iban por un
camino de tierra, narró que lo amenazaron con decir la verdad si no “lo iban a
comer los pescaditos”. También relató que lo acusaron en el interrogatorio de
haber sido autor de las tomas de las rutas, cosa que el testigo dijo que es
cierta, que en el ’69 tomaron las rutas junto con el Ejército; también en el
interrogatorio le preguntaron si había estado en la huelga de Sierra Grande,
cosa que afirmó. Estuvo secuestrado con los hermanos Bustos, Arias, el Dr.
Benamo fuertemente torturado, Medina, Miramontes, unas nueve personas él
recuerda. Allí escuchó respiros, quejidos de otras personas. Lo trasladan a
Villa Floresta, cuando estuvo ahí Vilas fue a la cárcel los desnudaron y
ordenaron que los guardias caminaran sobre los presos y Vilas estaba ahí. En
Villa Floresta estuvo tres o cuatro meses. De la cárcel de Villa Floresta lo trasladan a Rawson casi el
mismo grupo van juntos. En Rawson le otorgan la libertad.
MIERCOLES 16
El miércoles 16 por
la mañana, con solo 8 genocidas presentes en la sala, comienza declarando el
Testigo Marco Antonio Seminario Ramos, oriundo de Neuquén quien tiene a su
hermano Javier Octavio Desaparecido y en cuyo secuestro estarían involucrados
imputados de este juicio. Su hermano
habría sido detenido por hacer un reclamo barrial, donde pedían los servicios
para todo el barrio. “Eso fue su delito, reclamar agua y luz” dijo el testigo.
El juez lo libera porque considera que no es motivo de detención y a los dos
días le arman la causa donde las fuerzas de seguridad le colocan dos cartuchos de dinamita para
poder arrestarlo y llevado a la U9 de
Neuquén.
37 años más tarde, el
comisario Casal declarando en los juicios de Neuquén, dijo que fue testigo del
armado de la causa y que los cartuchos se los habían puesto las Fuerzas para
detenerlo, ratificando la inocencia del hermano del testigo. Su hermano del
penal de Neuquén, fue llevado a Roca, luego a Rawson, de donde fue retirado por el Imputado Farías Barrera
junto a tres víctimas más, Cancio, Pincheira y Mendez , todos desaparecidos al
día de hoy, y desde allí no sabe más nada
sobre el paradero de su hermano ni de las otras víctimas. Reinhold, Farías Barrera
y Gómez Arena, imputados en este juicio, habrían tenido directa participación
en la desaparición del hermano del Testigo. El testigo está convencido que a su
hermano se le pierde el rastro en Bahía Blanca, ya que nunca llego a Neuquén.
En el Comando de Neuquén le dijeron que a su hermano lo habían liberado en
nuestra ciudad. Hizo reclamos en el Consulado y la embajada peruanos, ya que
ellos son oriundos de Perú, pero sin resultados. Tenía 27 años Javier Octavio.
Su hermano fue secuestrado, torturado y desaparecido y lo
único que le pide al tribunal es que les pregunten a los genocidas “Que hicieron con mi hermano, que me digan
dónde está, que me devuelvan su cuerpo. Yo estoy acá más que nada por su
cuerpo, que digan donde lo enterraron, que escriban en un papelito y se lo
entreguen a sus abogados, yo no soy vengativo, nada, yo no estoy pidiendo
mucho. Ellos no tuvieron madre? No sienten lo mismo?”
En segundo lugar declara Emilio Enrique Dacosta Acevedo,
quien al momento de los hechos vivía en el denominado barrio “Palihue Chico” y
sufrió persecución y secuestro. Era parte de la Sociedad de fomento del barrio
y compartía trabajo barrial y social junto a Zulma Matzkin, Manuel Tarchitzky, Zulma Izurueta “la Vasca”, Alejandro Mónaco, todos ellos
militantes de la JUP hoy desaparecidos que
participaban de las actividades barriales. Los describe como a “toda
gente muy buena que trabajaban para el barrio. Eran amables, cordiales, nos
contenían a todos.”
El testigo trabajaba
en una obra, en la construcción del Barrio Mapuche de nuestra ciudad en el año
1976, y allí lo busca el ejército y lo detiene. Lo llevan a la comisaría 1ra.
Allí es esperado por un montón de policías que lo hicieron pasar por un pasillo
largo, golpeándolo con sus palos “fui directamente masacrado”. Luego siguieron
los golpes estando en la comisaria, mientras le preguntaban, por Zulma, por la
Vasca y el resto de los militantes del barrio. “Querían saber donde vivían, y
me preguntaban por las armas, y no sé qué querían que les diga, si nunca me
mostraron nada, ni de juguete...tenían un ensañe conmigo”. Allí también fue
torturado con picana eléctrica amarrado a una cama, “en un momento faltó agua
para tirarme y un policía me orino arriba… para que la corriente me diera más
fuerte”.
De la comisaría 1ra lo sacan con una bolsa, en un furgón sin
saber dónde lo llevaban. Al llegar luego
de 20 min, media hora, sintió el ruido que abría una tranquera. Lo pasaron a
una habitación con mucho olor a éter, a hospital, le sacan la bolsa de la
cabeza, que casi lo asfixiaba y con una luz potente, que no le permitía ver
nada, lo interrogan nuevamente sobre los
chicos militantes del Barrio. Luego pasa 10 días atado y vendado, sin que nadie
le dijera nada. En el lugar había más gente, tanto hombres como mujeres, y de
noche solían sacarlos y hacer simulacros de fusilamientos y hasta realizaban
disparos cerca de él. Paso 3 meses allí en ese lugar y cada 20 días, lo sacaban
para simular que lo mataban. En una oportunidad lo llevan a declarar a otro
lugar, a apenas unos minutos de allí, donde tomaron registro con máquina de
escribir y parecían ser gente más preparada o de más rango.
Un día antes que lo suelten sintió como una chica embarazada
pidió ayuda, que tenía problemas. Otra noche percibieron que llegaron muchos
guardias o torturadores, todos borrachos y se sintió los gritos de las mujeres
que pedían auxilio y eran abusadas “Fue desesperante, a uno le daban ganas de salir en defensa de
esa gente, pero seguro estaban todos armados…”
Lo dejan en libertad una noche, dejándolo a la entrada del
Club Golf Palihue, que cuente hasta 100 y luego se saque la venda. Cuando llega
al barrio, los vecinos le decían que lo daban por muerto. De los militantes con
los que compartía actividad barrial, no supo más nada. Nadie quería hablar del
tema. Cada uno “trabajaba y vivía su vida” con mucho miedo y persecución,
incluso él mismo sufrió dos detenciones mas, donde nuevamente fue llevado a la
comisaria y vuelto a golpear salvajemente y con saña.
Luego fue el turno del testigo Jorge René Brizzio quien en
el año 76, con 19 años era estudiante de la UNS y trabajaba en Ferrocarriles
Argentinos y militaba en el Partido Comunista. Es secuestrado el 4 de enero del 77 en su domicilio. Es llevado atado y
vendado a un lugar de secuestro. Relata
haber sido golpeado, pero no torturado. Lo interrogan, y luego lo cambian de
habitación, en donde había colchones, en el otro lugar no, y compartía lugar
con mujeres y no se sentían los gritos
de torturas. Una de las mujeres hablaba
con el guardia y el tema de conversación era su embarazo. En su estadía también
supo de una pareja secuestrada, que eran muy torturados y la mujer pedía por
“Daniel” que era su marido.
Luego de 18 días aproximadamente, lo liberan en la puerta
del Club de Golf Palihue.
Luego de un breve cuarto intermedio, es el turno de la
testigo Cristina Cevoli. Su marido fue secuestrado en diciembre de 1976, en
Viedma, traído al V Cuerpo de Ejército,
para ser pasado luego al CCD La Escuelita. Su caso ya se juzgó en el primer
Juicio y en este tramo el imputado involucrado es Osvaldo Floridia que habría
participado del secuestro de su marido.
La testigo cuenta que en una nota radial que le hicieron, él admite que
llevaba gente detenida y la trasladaba a Bahía Blanca, “lo cierto es que no la
llevaba sentada tomando mate y fumando, los llevaba encapuchados, aterrados,
tirados en un auto”.
Cévoli luego de avisar, que el imputado Floridia da
entrevistas radiales, estando en prisión, le dice al tribunal que ella cree
“que sería necesario hacer controles más estrictos” con quienes tienen prisión
domiciliaria, ya que le dijeron que a Floridia se lo vio jugando en la playa
con los nietos, y cuando iba a empezar a
relatar el porqué de su pedido, fue interrumpida por el juez Bava diciéndole al
fiscal que prosiga con las preguntas ya que la testigo le “está haciendo
recomendaciones al Tribunal” El fiscal Palazzani le señaló que el reclamo de la
testigo era legítimo, lo que motivó una serie de discusiones, como nunca antes
había ocurrido en ninguna de las audiencias. El juez Triputti tomó la palabra y
le dijo directamente a la testigo: “si los gobiernos democráticos nombraran
jueces, los juicios no serían tan largos, nosotros somos extranjeros acá”, que
“la justicia de Bahía Blanca naufragó en su momento hasta que vinimos nosotros.
Entiende? Nosotros tenemos nuestros
trabajos en distintas jurisdicciones”
que “el problema de esta ciudad, es un problema que la gente de esta
ciudad no resolvió”, “Nosotros hace seis años que venimos acá y dejamos
nuestras familias” “le digo esto porque yo he escuchado algunas críticas… lo
que ha hecho este tribunal no lo ha hecho ningún tribunal en el país, y si los
juicios se demoran, es porque los gobiernos, no nombran jueces”
Luego el Juez Bava dijo: “Es la segunda vez que escucho la
misma argumentación de gente que me increpa a mí como parte del Tribunal, que
yo soy el retardo de la justicia, en cuanto a causas que ya he fallado y causas
que ya he escuchado” “Le agradezco que me hable sobre la entrevista radial y
sobre el partido de futbol con los nietos en la playa, en la cual el Tribunal
ya tomara debida constancia y sabrá que es lo que tendrá que hacer” y además
apoyo las palabras del Presidente en cuanto que nosotros somos un tribunal que
viene de 500 km, 300 km… y tenemos que, no una, sino dos veces, escuchar que
somos el retardo de la justicia de Bahía Blanca”. Luego tomó la palabra el Fiscal Miguel
Palazzani y le dijo a la testigo “en
primer lugar, el Ministerio Publico Fiscal también es parte del Estado
argentino y yo creo que usted tiene todo el derecho del mundo a pedir celeridad
en estos juicios, me parece que tiene derecho a exigirlo y el estado argentino
se lo tiene que dar” es interrumpido por el Juez Bava, quien le dice que
también él tiene responsabilidad como parte del Estado. “Totalmente”, dijo el
fiscal, “perdón por este momento, se dio así, usted tiene todo el derecho a
reclamar y sígalo haciendo, porque el mérito de que se hagan estos juicios es
de los familiares y de las víctimas y no de operadores de la justicia federal”
A lo que el público respondió con un aplauso. Luego de los aplausos el Juez
Bava contesto “son palabras muy ponderables, pero sin tribunal, no tienen
juicio”.
Allí interviene el tercer juez Jorge Ferro, y le dice al
fiscal “ya que usted fue medio sugestivo con el Poder Judicial e hizo
referencia que el Ministerio público también forma parte del Estado, yo
quisiera preguntarle que hizo el Ministerio Publico hasta el año 2011 en esta
jurisdicción. No hizo absolutamente Nada! Y nosotros tenemos que soportar que
nos vengan a cuestionar la dilación de los juicios o la demora, cuando hubo un
ministerio público que no hizo absolutamente nada, y yo no he escuchado hasta
este momento ninguna queja relacionado con los fiscales generales, porque hasta
la época del Dr. Córdoba, acá no había absolutamente nada, y por eso tenemos
que ser tres foráneos los que vinimos a hacer justicia”
Semejantes afirmaciones, hicieron que el secretario general
y titular de la APDH local Eduardo Hidalgo, víctima del Terrorismo de Estado
por haber sido secuestrado y torturado, y además con su hermano y cuñada
embarazada, asesinados, se levantó y les contestó a los jueces que “no era
Verdad lo que estaban diciendo y que dejaran de mentir”. El juez Ferro le dice
a Hidalgo que se tiene que callar y pide hacerlo retirar de la sala con
gendarmería, a lo que el Titular de la APDH contesta que se “retira solo, que
ésas son las prioridades que tiene el tribunal”. Ferro le dice al fiscal que
“hay que calmar los ánimos y generar la responsabilidad en quien la tiene” y el
fiscal le dice a la testigo que “le pido disculpas por este momento que acaba
de vivir, me hago responsable de esto
también, soy parte de esta escalada”
Luego de detallar la participación de Floridia en los
allanamientos que sufrieron y aclarar que ella siempre había denunciado la
participación del imputado, junto a otros policías que ya fueron condenados,
pero no sabe por qué, el nombre de Floridia “se perdió” dijo y no avanzó la
imputación como si lo está haciendo ahora.
Para finalizar la testigo dijo que se encuentra agradecida
con el tribunal, que no hayan tomado a mal su pedido, y que estar allí sentada
no lo vive como una re victimización, sino como una búsqueda de la verdad y
lograr la justicia.
El juez Bava retomando lo que había sucedido en la
audiencia, le contesta que “estos juicios a mí, en lo personal, me traen
consecuencias físicas personales y lo segundo es que cuando yo vine acá, nadie
quería venir” A lo que el Juez Triputti agregó que él también tiene problemas
de salud “de articulaciones sobre todo y de piel, por el excesivo tiempo que
estoy viajando en la ruta desde hace seis años, yo he hecho más de 180 mil km,
viniendo a Bahía Blanca” “he fundido un
auto y a veces vengo en mi auto particular, entonces si yo no creo en lo que
estoy haciendo me tendría que ir, entonces me molestan algunas actitudes, como
ser humano, no como juez” “ Hacer justicia es muy difícil, porque estamos
valorando testimonios de 40 años atrás y lamentablemente la ciudad querida de
Bahía Blanca ha tenido serios problemas con la justicia, que espero, rezo, para
que los resuelva, en paz, en democracia, como debe ser. Yo no escuche nunca al
Colegio de abogados acá” “Nosotros cuando nos volvemos al domicilio, no es que
nos vamos a pescar y a jugar al tenis eh… tenemos que trabajar en el tribunal
que dejamos allá. Yo tengo que seguir con esta actividad y los tres también,
con la pila de cosas que quedan, yo tengo otros juicios en mi jurisdicción y
hace 10 años que no me puedo ir a un congreso fuera del país porque hay 10 días
que nosotros no podemos faltar acá porque si no los juicios caen, cuando otra
gran cantidad de magistrados viajan, hacen cursos.. Nosotros no lo podemos
hacer. Lo digo públicamente para que la gente que viene acá no se deje llevar
por las lecturas, a veces antojadizas de los diarios, todos los jueces no son
de dinero” para finalizar, el juez Triputti le dijo a la Testigo: “Yo le
agradezco y ud tiene todo el derecho, como dijo el fiscal, de decir lo que ud
sienta, pero sientan también los que llevan la toga, porque si ustedes no lo
defienden, es muy probable que vengan otros o no venga nadie, yo no tendría
inconveniente en irme”.-
El último Testimonio de las jornadas fue el de Salvador
Daniel Sánchez quien es Testigo y Victima, pero su caso está siendo investigado
en otra causa. Su testimonio se requirió para dar cuenta sobre el caso de Zulma
“la vasca” Izurieta víctima de esta causa.
Los últimos días de febrero de 1977 y hasta aproximadamente
el 15 de marzo, fue secuestrado y llevado a la escuelita y allí pudo dialogar
con la Vasca, ya que se encontraba contiguo a su cucheta. El testigo se
encontraba esposado y tabicado. Izurieta le dice al testigo en la
escuelita “vos sos muy joven, y seguro
te vas a ir y quiero que cuando te vayas, pases por el campo donde está mi
padre en Villalonga y le digas que yo estoy acá.” Lo ubica como llegar al campo
del padre. En otro momento le cuenta que eran dos parejas que habían sido
secuestradas en Córdoba y los habrían traído a Bahía Blanca.
Recuerda algunos apodos de los guardias, como el correntino
y el laucha que era el jefe o el que estaba a cargo. Supo de la presencia de
más mujeres, pero no si alguna estuviera embarazada.
Al quedar en libertad se fue de Bahía Blanca y no pudo ir a
Villalonga, ni cumplir con el pedido de Izurieta. Semanas más tarde leyendo la
Nueva provincia, se entera de un procedimiento donde habían matado a dos
parejas y una de las chicas era la Vasca.
Así culmina la semana de audiencias y se pasa a cuarto
intermedio hasta el día 29 de Noviembre a las 15 hs y el 30 desde las 9 hs.
JUICIO Y CASTIGO A TODOS LOS RESPONSABLES DEL GENOCIDIO!
NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS.
Todo el contenido es para compartir sin restricción, si se hace, solo pedimos que informen que proviene del registro de H.I.J.O.S. Reg. Bahía Blanca.
30.000 Compañeros Detenidos -Desaparecidos Presentes!
H.I.J.O.S. Bahía Blanca.
(Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio)
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