jueves, 30 de junio de 2022

Falleció el Genocida Walter Bartolomé TEJADA.

 

Hoy 30 de Junio, Fuimos anoticiadas del Fallecimiento del Genocida Walter Bartolomé TEJADA, quien tuvo una preponderante responsabilidad durante el Terrorismo de Estado en la ciudad de Bahía Blanca.
Tejada fue condenado en las sentencias de las Causas Bayón (septiembre de 2012) y González Chipont (Octubre de 2017) por delitos de humanidad y genocidio, y una Tercera Perpetua en Neuquén. Además se encontraba siendo juzgado en la MegaCausa Zona V que se realiza en la actualidad. 
 

  Además de haber sido condenado por secuestros, torturas, violaciones, desaparición forzada y homicidios, Tejada fue hallado culpable del robo de los dos bebés de las parejas de Graciela Alicia Romero y Raúl Metz, y de Graciela Izurieta y Ricardo Garralda, quienes nacieron en “La Escuelita” y fueron apropiados. Al día de hoy, ambos bebés y sus madres continúan desaparecidos. También fue condenado por casos como los secuestros de los chicos de la ENET de calle Azara, los fusilamientos de calle Fitz Roy, la masacre de calle Catriel, entre otros.

  Walter Bartolomé Tejada cumplió funciones como jefe de División en el Departamento II Inteligencia del Comando V Cuerpo de Ejército hasta 1979 y allí fue designado Secretario General del V Cuerpo de Ejército hasta diciembre de 1980. Era el segundo al mando del departamento, por debajo del Coronel Aldo Mario Álvarez, y como tal, se trató de la cabeza de toda estructura de inteligencia del aparato criminal.

  El mayor torturador de la Escuelita, Julián “el Laucha” Corres, declaro en indagatoria que Tejada era el superior directo del cual recibía órdenes desde el Departamento de Inteligencia II. Añadió que Tejada en persona, acompañaba a los médicos del hospital militar a revisar los secuestrados y era quien avisaba por teléfono a la guardia de “La Escuelita” si se acercaba algún auto sospechoso por el camino de la carrindanga en dirección a al Centro Clandestino.

  En los juicios se demostró que Tejada fue responsable desde el inicio del secuestro de las víctimas, independientemente del posterior traslado, y que tenía plena responsabilidad sobre el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio “La Escuelita” y todo lo que allí sucedió. Como si fuera poco, testimonios de sobrevivientes dieron cuenta de su presencia física en los lugares de secuestro.

  El poder judicial condenó a Tejada por la totalidad de víctimas desaparecidas, asesinadas y sobrevivientes que pasaron por allí. Sin embargo, él  declaro que solo se ocupó de la inminente guerra con Chile por el canal de Beagle, situación que tuvo relevancia recién en 1978. Además dijo desconocer los Centros Clandestinos de torturas y desaparición, y que no sabía que existía “La Escuelita”.

  En 2015, gracias a la intervención del Juez Ramos Padilla, se le encontró a Tejada y a otros 5 genocidas, armas de fuego en sus domicilios. Curiosamente, no tenía credencial de legítimo usuario y estaba inhabilitado por el R.E.N.A.R. desde el año 2013.

  El Genocida Tejada, se caracterizó por su carácter violento mientras asistía a los juicios, realizando con frecuencia gestos e insultos al público que concurría. En una oportunidad en plena audiencia, al pasar por al lado de la querella, compuesta por dos integrantes de HIJOS y nuestra abogada querellante, todas mujeres, nos gritó violentamente “Brujas de mierda” pudiendo ser escuchado por todo el público presente.

Con dos perpetuas y beneficiado con la prisión domiciliaria, Tejada fue visto caminando por las calles bahienses, por lo cual en diciembre de 2018 le realizamos un Escrache en su domicilio de la calle Soler 164, 6to B, en pleno centro de Bahía Blanca.

 Imágenes del Escrache:

Tejada Insultando a quienes asistían al Juicio

Tejada violando la domiciliaria.

ESCRACHE a Tejada- 1 de Diciembre 2018


















  30.000 compañerxs detenidxs desaparecidxs PRESENTES!!

#MemoriaVerdadJusticia

#NuncaMas

#Son30Mi


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viernes, 17 de junio de 2022

Ocupación militar en Huanguelén: “Era un marco de terror que vivió y sufrió todo el pueblo”

 Este jueves 16 de junio se llevó adelante la decimoctava audiencia del juicio por delitos de lesa humanidad Megacausa Zona 5, donde pudieron escucharse los relatos de 4 testigos-víctimas de la causa donde se juzga a 38 imputados acusados de delitos como secuestros, torturas, homicidios y desapariciones, entre otros.



  Avanzando con la etapa testimonial, se escucharon testimonios del accionar del Terrorismo de Estado en pueblos y localidades vecinas a Bahía Blanca, donde el terror y el miedo eran sembrados por las Fuerzas Armadas con la misma brutalidad que en las grandes ciudades.
Los jueces Ernesto Sebastián, Sebastián Foglia y Marcos Aguerrido, dieron inicio a la audiencia con la reproducción del testimonio de Jorge Villalba, quien declaró en el primer juicio en Bahía Blanca en el año 2012.

Posteriormente procedieron a tomarle declaración a Cesar González, quien fue testigo de los secuestros de Julio Lede, y de Marta Favini y Jorge Gini, esposa y hermano del profesor Rodolfo Gini, respectivamente.

Gini vivía en la localidad de Huanguelen, fue asesinado por la Triple A en diciembre de 1974 y su caso fue ventilado en el juicio a dicha patota en Bahía Blanca, entre 2020 y 2021.

Huanguelen: Pueblo sitiado

Los secuestros de Favini y Gini, se producen en noviembre de 1976, en el marco de un inédito operativo donde “las Fuerzas Armadas habían ocupado el pueblo donde yo vivía, Huanguelen”, según el relato de González, también secuestrado con 19 años de edad.

Todos son trasladados al Batallón de Comunicaciones 181 de Bahía Blanca. En relación al terror vivido en el pequeño pueblo de Huanguelen:

“…las fuerzas militares cerraron la localidad y produjeron una serie de allanamientos, no puedo mensurar la cantidad, pero fue muy importante, con mayor o menor grado de violencia, en un trabajo conjunto entre las fuerzas policiales y el ejército…”

“No había lógica ni sentido común, era todo muy absurdo. Era un marco de terror que vivió y sufrió todo el pueblo y es tan característico eso, que los 24 de marzo, el distrito de Cnel. Suarez lo hace en la localidad de Huanguelen, y no en la localidad cabecera. Esto tiene que ver por los hechos sucedidos allí y la conciencia sobre la dictadura militar que quedo en mi pueblo” agregó.

González relató que luego de 7 días “a la deriva”, lo llevan a declarar al primer piso del lugar, vendado y con una pistola en la cabeza.

Durante el interrogatorio, la primera persona que le nombran es al profesor Rodolfo Gini, para saber si tenían relación entre ambos.

También lo interrogan por otras personas del pueblo, como Julio Lede, de quien en un momento le dijeron que “le fue remal porque lo mandaron a la Escuelita para aprender…” de manera irónica y haciendo alusión que lo habían llevado al Centro Clandestino La Escuelita.

Los mismos soldados ya sabían de la existencia de ese centro y que quienes iban allí eran torturados y eventualmente desaparecidos.

También se refirió a las y los desaparecidos de Huanguelén, cuyo número es considerable, considerando que entonces la población del pueblo apenas superaba los 4.500 habitantes.


Entre otros recordó al asesinado Rodolfo Gini, a Raúl Ferreri, Lili Fernández, Raúl “Tero” Guido, y Carlos De la Fuente. A pesar del miedo y el terror, González aseveró que la mayor parte del pueblo, empatizó con las victimas de la dictadura, recordando que cuando él es liberado, cerca de 60, 70 personas lo recibieron en su casa solidarizándose.

Resistiendo en Algarrobo

El segundo de los cuatro testimonios fue el del testigo Julio López, quien al momento de los hechos residía en Algarrobo y tenía militancia gremial en el gremio de Vialidad y también en la CGT de Villarino.

Fue convocado como testigo de los secuestros de victimas de la causa, como “Sirio Prat, Berardi, Sachi, Procopio”, entre otros de quienes mencionó y con quienes compartía dicha militancia gremial.

Consultado sobre los secuestros de sus compañeros, expresa que “era todo por la militancia gremial que teníamos nosotros” y que “era todo muy oscuro, los secuestraban, se hacía fuera de la ley, a cualquiera nos podía llevar la policía y la familia ni sabia donde estábamos.”

La Conexión Iglesia- Ejercito

Relató en que varias familias del pueblo pertenecían a un movimiento cristiano y consultaron al sacerdote cercano al pueblo, Ángel Caparella de Médanos para que averigüe e interceda por los secuestrados:

“Supe que el padrecito entrevistó al General Adel Vilas, y en la primera entrevista le habían negado que los tuviera, y en una segunda entrevista, confesó que sí, que lo tenían detenido, ya era algo fehaciente… pero no profundizo en la charla que tuvo con el general, pero le comentó que si, que lo iba a soltar, y a los pocos días apareció Cachito (Berardi)…”, cuenta, evidenciando el vinculo cercano entre el Ejercito y la Iglesia y la influencia de ésta última en el primero.

Se refirió también a varios trabajadores de YPF, también víctimas del Terrorismo de Estado como Berger, Procopio, Sachi entre otros, y que habían sido trasladados de Algarrobo a Bahía Blanca.

Considera que lo sucedido en este pequeño pueblo de apenas 900 o 1000 habitantes,  “eran apretadas” ya que “nuestra militancia era combativa” y que “la patronal era dura, mezquina, egoísta. No se respetaban nuestros derechos.”

La patota en acción: Salinas y dos más

Ya finalizando la jornada declaró el testigo-victima Néstor Oscar Bertinat, quien en el año 1975 era delegado de la UOCRA local y luego paso a formar parte de la comisión directiva.

En septiembre de 1976, ya producido el golpe genocida, se hallaba una noche en calle Avellaneda al 700 esperando a su esposa y es interceptado por un vehículo Torino blanco, en el que se movilizaban integrantes del grupo de tareas formado en el marco de la Unidad Regional Quinta de la Policía de la Provincia de Buenos Aíres.

De ellos reconoció al “Chueco Salinas” y refirió que había al menos dos personas más. El primero es el imputado Jesús Salinas, quien ya tiene condena de prisión perpetua por delitos de Lesa Humanidad, como secuestros, torturas y homicidios.

Allí mismo fue encapuchado y esposado al suelo del auto, y lo mantienen recorriendo la ciudad por mas de 5 horas. Posteriormente lo introducen en un tambor de 200 litros por 8 o 10 horas más, como forma de torturarlo.

Luego lo llevan a un salón que percibe como muy grande, donde relata que “…me desnudan, me ponen en un elástico de cama, me mojan y me ponen un cable en el segundo dedo del pie, enchufado, y cuando gritaba me ponían una almohada en la cabeza”.

El interrogatorio rondaba sobre su actividad gremial, y su vinculación con Mastrangelo y con Rodolfo “Fito” Ponce, quien comandaba la banda paraestatal de la Triple A y también era diputado nacional por el Partido Justicialista y Secretario General de la CGT local.

Luego de ser torturado en ese sitio, alguien llega y les dice que lo dejen que “este muchacho no tiene nada que ver” y es cuando lo trasladan a la Unidad Penitenciaria 4 de nuestra ciudad.

Allí se encuentra con compañeros como José Alberto Cruz, Coste, de la facción del gremio de Ponce.

Posteriormente lo liberan en la zona de Villa Delfina cercano a Ing. White y asevera que no volvieron a molestarlo.

Por último, declaró la esposa del Testigo Bertinat, que pidió que su testimonio no sea difundido públicamente por los medios virtuales, aunque no realizó ningún aporte sustancioso ni diferente al de su marido.

https://www.youtube.com/watch?v=xsmHgFMMzSc&t=8s 

¿Cuándo siguen las audiencias?

Las audiencias continuarán el día jueves 23 de junio desde las 9 horas, en la sede del Tribunal Oral de Chiclana y Lavalle. Los juicios son Orales y Públicos, y puede concurrir cualquier persona que así lo desee, con su DNI.

Además, las audiencias también se emiten de manera virtual por el canal de Youtube de la subsecretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires.


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lunes, 13 de junio de 2022

MegaCausa Zona V: Avanzan las testimoniales

 

5 nuevos testigos prestaron testimonio en la Megacausa Zona 



El pasado jueves 9 de junio se llevó adelante la decimosexta audiencia del Juicio por Delitos de Lesa Humanidad conocido como Megacausa Zona 5. En este caso, se tomó declaración a sobrevivientes secuestrados en Coronel Dorrego y Tres Arroyos, así como a familiares de víctimas de Bahía Blanca y Huanguelén.

Durante la audiencia, el auxiliar fiscal Pablo Fermento solicitó al Tribunal que se realice una inspección ocular en Batallón de Comunicaciones 181 argumentando que “en la Causa Bayón se hizo una recorrida”, “pero en el registro audiovisual, hay zonas como el Gimnasio y la sala de la Banda de música, que no fueron examinadas”.

Por eso, “se convoca a testigos que hayan declarado, para que participen de la inspección y el recorrido siempre que no sea revictimizante para los mismos”.

El primero de los testimonios escuchados pertenece a Gabriel Alberto Claverie, quien fue secuestrado el 25 de septiembre de 1976 en un operativo militar que incluyó la interrupción de la energía eléctrica del pueblo.

Claverie se desempeñaba en ese momento como trabajador agrícola del partido de Coronel Dorrego. Además, era militante en el Frente de Izquierda Popular y participaba en un grupo de teatro.

Al respecto, explicó que “fue a partir de esas actividades, que empezamos a ser sospechosos para los servicios de inteligencia de la Marina”. “Buena parte de los artistas se convirtieron en militantes de la izquierda popular en Dorrego”, añadió.

“Enterré todos los libros que podían resultar sospechosos”

Por otro lado, recordó que “en diciembre del ‘75, se produjo un levantamiento de la Fuerza Aérea con el Brigadier Jesús Cappellini al mando“, en el que se pidió la renuncia de Isabel Perón. “No lo retiraron de la fuerza y llegué a la conclusión que el golpe estaba cerca”, observó Claverie, quien agregó: “A partir de ese momento, me imaginé que podía ser víctima de secuestro“.


Enterré todos los libros que podían resultar sospechosos“, recordó, y detalló que “le dije a mi mujer tres cosas que debía hacer si me secuestraban”. Luego, enumeró:

“Primero, que en la biblioteca deje una novela de Borges y un libro sobre la vida de Hipólito Yrigoyen. Segundo, que en caso que me secuestraran, fuera a ver un abogado que no tenga ningún vínculo con la izquierda, sino que sea cercano al intendente que era una marino retirado, sabiendo que este no iba a hacer nada. Y tercero, que se comunicara con un familiar que tenía relación con el Ejército por ser directivo del Club Tiro Federal”.

Al referirse a su secuestro, el trabajador agrícola explicó que “una madrugada de septiembre golpearon la puerta gritando ‘Policía Federal’“, y comentó que “según mi esposa Ana María que estaba embarazada, llegaron encapuchados excepto uno”.

“Me vendan con algodón y cinta”, relató, “me suben a una camioneta con ventanas chicas a los costados. ‘Primera condición: no tocarse la venda ni hablar’, me dijo un militar”.

Durante su translado a Bahía Blanca, sin embargo, retiró parte de la venda con su rodilla, de modo que pudo ver que “en la camioneta había dos cuerpos. Ellos sí tenían la boca fajada. Una era una mujer“. Continuando con su declaración, narró que:

“Paramos un momento en la zona de Las Oscuras, pensé que nos ejecutaban ahí. En Grünbein doblamos hacia la Base Aeronaval Espora pero seguimos. Frenamos adelante del Cementerio Municipal, nos separamos de la custodia, mi corazón latía fuertemente porque había leído casos de fusilamientos en esa zona. La última vez que miré hacia afuera, vi la Universidad del Sur. Ahí no tuve dudas que iba al V Cuerpo de Ejército”.

Más adelante, Claverie habló de los interrogatorios, y recordó que “había una mujer, luego llegué a la conclusión que era Cristina Prado y en otra cucheta, estaba Pablo Santillán“, con quienes se alojó en el Centro Clandestino de Detención y Tortura “La Escuelita”.

Santillán era militante del Partido Comunista, y Prado tenía 22 años de edad y militaba en el Partido Socialista de los Trabajadores.

“El que estaba interrogando ya me conocía y conocía del tema. Me hice la idea que era de inteligencia”, continuó relatando, “me preguntó por Daniel Randazzo, que era Secretario de la Federación Juvenil Comunista“.

Además, recordó que “con su tono de voz y de mando decía: ‘a este me lo trajeron por izquierdista o por burgués’, dirigiéndose a otros que estaban presentes en la sala de interrogatorios”.

Luego de una semana, Claverie y Santillán fueron liberados. “Me sacaron la venda, me hicieron firmar mi declaración pero luego me llevaron nuevamente a la cucheta y pasaron varias noches”, declaró, “empecé a dudar si me largaban o me iban a ejecutar. Finalmente, en el camino de vuelta a Dorrego, nos dejaron en el cruce de Monte Hermoso”.

“Los conocidos cruzaban de vereda para evitar saludarme”

Luego de ser liberado, Claverie reconoció que fue difícil volver a la normalidad en su pueblo. “Volver a la vida fue potente”, manifestó, “cuando llegué a mi casa, me estaban velando. Era tal el grado de excitación, que me tuvieron que dar algo para dormir“. Además, recordó que:

“Pude ver que dejaron tirado afuera de casa el envase del algodón que usaron para vendarme cuando me secuestraron. El paquete decía: Ejército argentino, Departamento de Sanidad. Días después, fui a avisar a la familia Prado, para contar que Cristina fue retenida en el Regimiento. Me parecía que tenía que decirle a su madre que estaba viva”.

Por otro lado, lamentó que “en el pueblo, los conocidos, cruzaban de vereda para evitar saludarme“, y contó una situación en la que “fui al Banco Nación y un empleado cuando me vio, giró 90 grados para no atenderme”. En ese sentido, sintetizó que:

Un aislamiento muy grande sufrimos, éramos leprosos hacia los demás. Adquirí la psicología de un leproso. Esto duró por lo menos seis años hasta la guerra de Malvinas. Mi mujer lo padeció mucho. No podía ni hablar de política ni leer un diario ni un libro relacionado”.

Entre sus experiencias, también habló de un evento en el que “un familiar lejano le dijo a su mujer que para interceder por su marido, tenía que verlo al Corto Talú”. “Justamente, era uno de los integrantes de la patota que me había secuestrado“, dijo, y añadió:

“¿Cómo llego a esa conclusión? Por una casualidad. Solíamos ir a jugar a la paleta al Club Social de Dorrego que estaba frente a la plaza. En la entrada principal, había una persona mayor. Tenía zapatos de calidad, bien lustrados”.

Asimismo, comentó que “mi mujer me dijo que cuando me secuestraron vio a uno con calzado bien pulido”. “Años después, en una ferretería, veo al Corto Talú”, explicó, “con los mismos zapatos”. “Los informes de mi secuestro en Coronel Dorrego, archivados en la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA), los firmaba Talú“, concluyó.

“Entró un militar a la habitación y nos apuntó”

A continuación, se tomó declaración testimonial a Carlos y Fabio, hijos del abogado Carlos Alberto Massolo, quien falleció en 2013. Durante la última dictadura, Massolo representaba a personas detenidas por cuestiones políticas.

De forma virtual, Carlos explicó que “un grupo de militares que entraron a los gritos de forma muy violenta“. Mientras él estaba durmiendo, ellos “lo buscaban a mi papá”.

Massolo, sin embargo, escapó saltando una tapia. “Desde mi habitación, por el pasillo veo gente pasar”, recordó, “intenté sacar un crucifijo de la mesa de luz. Por el ruido, entró un militar a la habitación y nos apuntó“. “Por suerte no pasó nada, fue un momento tremendo”, agregó.

Otra de las situaciones que recordó, fueron los cacheos que sufrió su madre al entrar a la cárcel de Villa Floresta para visitar a su padre. “Mientras él estaba detenido, se dio una situación compleja para mi familia“, comentó, “a mi madre la afectó muchísimo, no quiso testimoniar porque no quiere revivir esos momentos”.

Entre tanto, Fabio detalló que su padre estuvo en el V Cuerpo de Ejército y luego fue llevado a Unidad Penal Nº4 de Villa Floresta. Al respecto, afirmó recordar haber ido a visitarlo a la cárcel. “Para el familiar de preso común, se entraba por un lado, y para los familiares de presos políticos, por otro, con requisas más fuertes, toqueteos”, declaró, “había una intención de humillar a quienes realizaban visitas”.

Por otro lado, expresó que “como familia vivimos mucho miedo e incertidumbre cuando lo detuvieron. La gente, por susto o por lo que fuera, dejó de hablarle y ayudarla”. Asimismo, “para mi mamá fue una situación muy traumática”, dijo, y concluyó:

“La única vez que la vi correr a mi madre, fue para abrazar a mi papá cuando lo liberaron. No sólo sufre el que está preso. A veces pienso que sufrió más ella que mi papá. Es como una onda expansiva, que atraviesa a la familia“.

A la hora de declarar, Luis Horacio Taccari pidió que su testimonio no fuera transmitido públicamente. En 1976 vivía junto a su esposa Marta Mabel Bravo (hermana de José Luis Gon, militante del PRT) en Huanguelén.

Taccari señaló que luego de estar 3 meses retenida, su esposa fue liberada. Luego de su experiencia, “volvió muy deprimida, aún hoy está siendo tratada psicológicamente. Contó que la quisieron violar“, contó.

“Atado con alambre, los ojos vendados, boca abajo”

Finalmente, declaró Rubén Pollacchi, un mecánico secuestrado el 16 de septiembre de 1976 en la ciudad de Tres Arroyos. Sobre su experiencia, contó que “volvía de algunas diligencias, cuando entré a casa me encontré con que me rodearon varios militares portando armas largas, fue un grupo comando en operativo cerrojo”.

Me ataron las manos con alambre. Eran del ejército, no eran de la armada ni la aviación, yo hice el servicio militar obligatorio en la Base Naval Puerto Belgrano y algo conocía”, agregó.

Luego, fue trasladado a Bahía Blanca “en un camión Dogde, me llevaron en el medio tirado en el piso, había asientos laterales, techo de lona”. Además, recordó que “todos los conscriptos me ponían el pie arriba. Atado con alambre, los ojos vendados, boca abajo“, y añadió:

“Iba solo pero cuando paró el camión en el Regimiento, vi a otros de Tres Arroyos. Les pregunté la hora, nadie me contestaba, ni siquiera los propios secuestrados, se había corrido la bola que era peligroso”.

Asimismo, recordó que “estuve 15 días con la misma ropa, día por medio me interrogaban. Se cansaron de hacerlo“. “Uno me decía: ‘andá, mañana te vas a acordar de todo’”, comentó, y explicó que “se sentían gritos desgarradores a la noche. Una vez le pregunté a un conscripto quién gritaba. Me contestó: ‘esa es la escuelita, ahí es donde les enseñan a hablar’“.

Decimosexta audiencia de la Megacausa Zona 5 (9 de junio de 2022)

¿Cuándo siguen las audiencias?

Las audiencias continuarán el día lunes 13 de junio a las 9 horas y luego el jueves 16, en la sede del Tribunal Oral de Chiclana y Lavalle. Los juicios son Orales y Públicos, y puede concurrir cualquier persona con su DNI.

Además, las audiencias también se emiten de manera virtual por el canal de Youtube de la subsecretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires.


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domingo, 12 de junio de 2022

Megacausa Zona 5: declararon familiares de víctimas de Tres Arroyos y Coronel Dorrego

 El pasado lunes se llevó adelante la decimoséptima audiencia del Juicio por Delitos de Lesa Humanidad conocido como Megacausa Zona 5. En este caso, declaró un sobreviviente torturado en la ciudad, un familiar de víctimas de Coronel Dorrego y un abogado de Tres Arroyos.



El primero en tomar la palabra fue Rubén Rodolfo Randazzo, familiar de víctimas secuestradas en la ciudad de Coronel Dorrego, quien relató que “militares encapuchados llegaron en un vehículo, se llevaron a mi papá, a mi mamá y mi hermana”.

Además, recordó ante Tribunal Oral en lo Criminal Federal que su padre pertenecía al Partido Comunista, razón por la que había sido increpado por un militar de apellido Sierra. “Mi papá le recriminó que estaba actuando fuera de la ley”, recordó, al tiempo que agregó:

“Tenía un humor especial. Cuando lo interrogaron en la comisaría local sobre las supuestas armas que tenía escondidas, mi padre le dijo a Sierra: mi pensamiento es mi arma más valiosa. Acá tengo mis armas, en la cabeza“.

“Mi padre vivió perseguido”, continuó, “ha hecho turismo en todas las cárceles de la época. Cualquier pretexto era bueno para meter comunistas presos“.Salvador Randazzo, Blanca Goycochea y su hija, Liliana Randazzo, fueron secuestrados por un operativo militar conjunto.

Los tresarroyenses desaparecidos

El siguiente en declarar fue el abogado Guillermo Francisco Torremare, quien también es co-presidente Asamblea Permanente Derechos Humanos e integrante de la Comisión Provincial por la Memoria.

Torremare es el autor del libro “22, los tresarroyenses desaparecidos”, que escribió junto al periodista Andrés Vergnano. La obra consta de una investigación que comenzó durante la decada del 90 e incluyó la recopilación de información y testimonios sobre víctimas y sobrevivientes de la última dictadura en Tres Arroyos.

“En 2001 editamos la primera edición del libro”, explicó el abogado, que además reconoció que “pensábamos que eran 10 o 12, pero en realidad eran muchos más”. En ese sentido, comentó que “fue un gran disparador para que mucha gente se animara a brindar testimonio. Abrió las puertas para conocer lo que había sucedido”.

Por otro lado, detalló que su obra “cuenta la realidad y el contexto de Tres Arroyos en esos años. Entrevistamos a más de sesenta personas, no sólo eran víctimas”. Asimismo, Torremare relató que luego de ser detenidos en la ciudad, las víctimas “eran trasladadas al Palacio Municipal, lugar de detención transitoria donde se hacían interrogatorios”.

“Luego eran llevadas a la comisaria”, agregó. Entre los 30 detenidos se encuentra Rudi Omar Sais, quién está incluido entre las victimas de la Megacausa. Sais fue llevado a Bahía Blanca y estuvo en La Escuelita, donde fue torturado en función de su actividad política.

Durante su declaración, el abogado también se refirió a la cobertura de los medios de comunicación locales, explicando que “La voz del Pueblo y una AM tenían la orden de no publicar noticias en relación a temas policiales“. Además, “les prohibieron levantar partes de la comisaria, sólo podían difundir los comunicados que entregaba el Ejército”.

Luego de sus dichos, el Fiscal Auxiliar Pablo Fermento le consultó por la repercusión que tuvieron estos hechos en la comunidad bonaerense, a lo que Torremare respondió recordando que “en 1983 gana la intendencia el radical, Jorge Foulkes, que tenía un hijo desaparecido“.

“Cuando asume, varios familiares lo fueron a visitar”, señaló, “en ese momento, eran 7 desaparecidos“. “El impacto que tuvo el libro fue develar la verdad, venciendo miedos y prejuicios”, declaró.

Finalmente, el abogado hizo lectura de una carta escrita por el padre de Carlos Rivada, deportista secuestrado en febrero de 1977 junto a su pareja Beatriz Loperena, donde se dirige al dictador genocida Massera.

Loperena nació el 6 de junio de 1952 en González Chávez, mientras que Rivada nació en Tres Arroyos el 9 de enero de 1949. Luego se desplazó a Bahía Blanca y entró en la militancia de un movimiento de estudiantes. Más adelante, formaron pareja y tuvieron dos hijos: Diego, nacido en 1974, y Josefina, en 1976.

Sin embargo, estando ella embarazada de un mes, la pareja fue víctima de un secuestro el 3 de febrero de 1977 en Tres Arroyos. Por otro lado, sus dos hijos fueron abandonados en el hospital Pirovano de Tres Arroyos, donde los encontró una enfermera que los devolvió a su familia paterna. La pareja y el niño, que habría nacido en cautiverio, permanecen desaparecidos.

Al final de la audiencia se proyectó el testimonio del abogado y víctima Jorge Villalba. Durante la dictadura había sido secuestrado en Tres Arroyos y trasladado a Bahía Blanca. Más adelante, en noviembre de 2011, prestó declaración en la Causa Bayón, donde declaró que los operativos fueron comandados por Osvaldo Páez, imputado en esta causa.

Era el que había decidido mi libertad y en persona me llevó en su propio vehículo, un falcón rural”, confirmó. Mientras que cuando el fiscal de ese juicio, Abel Darío Córdoba, le consultó si conocía a Rivada, respondió afirmativamente. Al respecto, agregó que su padres “prácticamente se empezó a morir cuando lo secuestraron a Carlos”.

https://www.youtube.com/watch?v=hj2vXugrgwg

¿Cuándo siguen las audiencias?

Las audiencias continuarán el día jueves 16 de junio a las 9 horas, en la sede del Tribunal Oral de Chiclana y Lavalle. Los juicios son Orales y Públicos, y puede concurrir cualquier persona con su DNI.

Además, las audiencias también se emiten de manera virtual por el canal de Youtube de la subsecretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires.

sábado, 4 de junio de 2022

Megacausa Zona 5: El hospital municipal de Bahía Blanca y los relatos del horror

 

Megacausa Zona 5: El hospital municipal de Bahía Blanca y los relatos del horror

En la decimoquinta audiencia del juicio por delitos de lesa humanidad Megacausa Zona 5, que tuvo lugar este jueves 2 de junio, pudieron escucharse crudos relatos sobre lo acontecido en el Hospital Municipal de Bahía Blanca, como también la exposición de dos hijos de una víctima, que no llegó a declarar ante la justicia, debido al tiempo transcurrido desde los hechos.

El Tribunal compuesto por los jueces Ernesto Sebastián, Sebastián Foglia y Marcos Aguerrido, le tomo declaración a cinco testigos-victimas, todos de manera presencial en la sede del Tribunal Oral Federal de calle Chiclana y Lavalle.

Secuestros en el Hospital Municipal

Las tres primeras declaraciones, se hallaban ligadas entre sí, y remitieron a una serie de secuestros sufridos por empleados y empleadas del Hospital Municipal de Bahía Blanca a mediados de septiembre de 1976.

Jorge Riquelme, quien testimonió en primer lugar, era enfermero en el servicio de cirugía, y Boris Hernández, que lo hizo posteriormente, trabajaba en patología y colaboraba con las necropsias en la morgue judicial.

Ambos fueron victimas de secuestro y conducidos a instalaciones del Ejercito donde permanecieron cautivos en calabozos. Luego de eso fueron trasladados al salón de la banda del Batallón de Comunicaciones 181, hasta lograr su libertad.

Junto a estas dos víctimas, también fueron secuestrados en el mismo episodio, Eliseo Vázquez, María Luisa Barroso y Ramona Magaz, también empleados del Hospital Municipal.

“El que llevaba el anillo era Montezanti”

Riquelme relató que las condiciones en que se encontraban “fueron horribles” y que su familia nunca supo dónde estaba el tiempo que duró el secuestro. Apenas les dieron de comer, muy pocas veces “alguna papa hervida y una sémola quemada”.

En el lugar había gente secuestrada de otros lugares, alguna muy mayor “una no me la voy a olvidar nunca, porque le pusieron la venda con el algodón y cuando yo lo vi tenía el ojo acá abajo… el algodón le tiraba para abajo y se le secó con esas secuelas…”

Riquelme recuerda que al hospital concurrían asiduamente los militares y “revisaban los pacientes y hubo ocasiones en que se llevaron a pacientes presos y nadie más se enteró” el destino de esos pacientes, que no los volvían a traer.

Fue interrogado varias veces, siempre vendado y que la última vez, le hicieron firmar una declaración sin leer y con una pistola en la cabeza. Para eso le sacaron la venda y le advirtieron “no me mires porque te voy a tener que matar”.

A uno de esas personas interrogadores, le vio la mano y dice haberla reconocido posteriormente por el anillo que llevaba. Contó que era abogado y estaba en la UOM. Un día estando en el sindicato lo cruzó y “vi que llevaba el anillo… cuando volví a ver el anillo me di cuenta que podía ser esa persona. El nombre me lo dijeron los mismos de la UOM: Montezanti”.

Luego de liberados, se encontraban todos en el hospital y sin embargo guardaban silencio, “como que no queríamos hablar de lo sucedido… se hizo como costumbre. Nadie pregunto nada”.

Ante la pregunta de cómo siguió su vida después de los vivido, expresó que “yo eché un manto de piedad, pero después ya me empezó a molestar y necesitaba decir de alguna manera todo lo que viví. Logre sobrevivir, pero no me alcanzaba”.

Hospital sitiado

A su turno, Boris Hernández, quien colaboraba con las necropsias en la morgue judicial, le atribuye sus secuestros a que sus nombres aparecieron en la puerta de un baño público del hospital, donde los acusaban de subversivos.

El desmedido procedimiento lo realizaron rodeando toda la manzana del hospital y con vehículos con ametralladoras antiaérea. Fue llevado junto a las otras victimas al V Cuerpo de Ejército con el mismo recorrido y permanencia. 

Hernández se refirió a situaciones que lo conmovieron terriblemente, a pesar de la habitualidad de trabajar con cadáveres en la morgue. Una fue la de una persona que estaba secuestrada con ellos, a la cual le dijeron que se podía ir, que lo liberaban, y que él lo vio muy inquieto, nervioso.

A los pocos días, cuando Hernández es liberado y toma servicio nuevamente, traen asesinado a ese hombre al hospital, lo que le produce un gran impacto.

En otra oportunidad, un hombre de otra provincia llegó acompañado por un vecino a reconocer el cuerpo de su joven hijo asesinado, al entrar a la morgue, reconocen el cadáver del hijo y este vecino ve que estaba también el de su hija, de la cual hacia un par de días que no tenía noticias, arriba de una marmolina, porque las heladeras estaban llenas de cadáveres.

“Siempre chicos y chicas muy jóvenes, adolescentes, y siempre decían que eran enfrentamientos con la subversión” expresó.

Posteriormente la victima realizó un croquis en presencia del Tribunal y las partes, identificando asi, todos los diferentes estamentos del lugar donde estuvo secuestrado y fue interrogado en el Batallón de Comunicaciones 181 del V Cuerpo de Ejército.

Todos estos hechos lo llevaron a Hernández a requerir de tratamiento psiquiátrico porque le afectaron sensiblemente.

“Con esto me saco una carga del corazón, por todo lo que vi, que lo tenía callado… me pongo en el lugar de los papás, las mamás… por lo menos ahora me siento mejor…” expresó Hernández antes de concluir.

Morgue repleta de cadáveres

Para esclarecer esta serie de secuestros, declaró también en la jornada Néstor García, quien se desempeñaba como Técnico anestesista en el Hospital Municipal al momento de los hechos. El testigo, que tenia una estrecha amistad con Magaz y Barroso las dos mujeres secuestradas, por lo que relató todo lo contado por las víctimas.

García tiene aún el vívido recuerdo de las víctimas que pasaron por el hospital, tanto antes del golpe como posteriormente, y rememoró los casos de Néstor Del Rio y Alberto Pojomovsky:

“Yo  no me quería morir sin contar esto. Fue algo monstruoso lo que hicieron. Traían cadáveres al hospital, acribillados, gente en ropa de cama, o ropa interior y decían en el diario que habían sido enfrentamientos… nadie está en un enfrentamiento en pijama. No me quería ir con esto a la tumba”

El hospital sabia estar abarrotado de cadáveres de gente joven de ambos sexos, al punto que no tenían lugar donde ponerlos,

“Una mañana entraron 11 cadáveres a la Morgue. Nos llamaban a los varones para que fuéramos a descargarlos de los camiones del Ejército, los poníamos como entraran, alguna la poníamos a la heladera y otras en el mármol…” contó y explicó que no entraban más y que registraban como NN.

“Una de esas veces, en la morgue había una mujer embarazada en la mesada de mármol con una bombacha solamente. Tenia como que le hubieran quemado las aureolas de los pezones con cigarrillos. Eso se lo conté al fiscal Cañón.”

En nombre de Papá

Para culminar la serie de testimoniales del día jueves 2, se pudo escuchar los testimonios de ambos hijos de una de las víctimas de esta causa, que, debido al tiempo transcurrido con impunidad, falleció en el año 2009antes de poder contar sus padeceres ante un Tribunal de la justicia Argentina.

Carmen y José, Hijos de Luis Mauricio Denett quienes pudieron relatar sus vivencias y cómo el secuestro de su padre, cambió para siempre la vida de la familia. 


Luis Denett era delegado municipal, militante peronista y también fotógrafo. Fue secuestrado en su domicilio en Carmen de Patagones frente a sus hijos, y junto a otras dos víctimas, Néstor Bari y Héctor Fernández en julio de 1976. Las víctimas fueron trasladadas a la ciudad de Bahía Blanca, y encerados en dependencias del Batallón de Comunicaciones 181.

Allí permanecieron en condiciones de cautiverio y torturas, recluidos en una celda y posteriormente reubicados en el sector del “gimnasio” hasta ser liberados aproximadamente después de 40 días.

“Estos recuerdos de mi niñez están muy adentro mío y ésta es una gran oportunidad para poder contar después de tantos años” le dijo Carmen al Tribunal, con el portarretrato de su papá prolijamente depositado en la mesita, mirando a los jueces.

Luis era un militante solidario y comprometido y su hija lo reivindicó: “Estoy feliz de contar nuestra historia familiar y como mi papa dijo una vez, que agradecía que pudo volver vivo, para poder seguir militando”, concluyó.

¿Cuándo siguen las audiencias?

Las audiencias continuarán el día jueves 9 de junio desde las 9 horas, en la sede del Tribunal Oral de Chiclana y Lavalle. Los juicios son Orales y Públicos, y puede concurrir cualquier persona con su DNI.

Además, las audiencias también se emiten de manera virtual por el canal de Youtube de la subsecretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires.

                              30.000 Compañeros Detenidos -Desaparecidos Presentes!

H.I.J.O.S. Bahía Blanca.

(Hijas e Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) 

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